Los rictus del placer y la sensualidad tras el éxtasis sexual son visiones que inspiran al caricaturista Jorge Manjarrez para trazar sugerentes pinceladas de la figura femenina, las cuales ilustran el poemario Apuntes eróticos.

Manjarrez explicó: Son una treintena de dibujos de mujeres acompañados con poemas que escribí, los cuales detallan ese momento intenso del placer durante y después del sexo. Me gusta atrapar esos rictus cuando son más honestos y crudos. Lo he hecho a pinceladas rápidas y con tinta de colores.

El tema erótico, señaló el colaborador de La Jornada, “aún tiene sus tapujos, porque es íntimo, pese a que todos tenemos sexo y hacemos lo mismo.

Para ser más libres en este tema y comprender esta terrible comezón mental que es el sexo nos tenemos que liberar de prejuicios. Sólo de esa forma las personas lo verán de manera natural y con plena libertad de expresión, afirmó el caricaturista.

Además de los dibujos que aparecen en el poemario, Manjarrez montó una exposición, de título homónimo, en la pulquería Los Insurgentes. Me gusta hacer mi trabajo con matices fuera de lo común para que siempre sea un público diferente y fresco el que se acerque.

El putero está en trance, Primavera de cemento, Perro anhelo, Parpadeos en islas de cemento, Arrebato, Inocencia, Brazos de gata, Náusea, Ayeres placenteros, Atrás de ti, Último devaneo, Siempre tu luna y Amante muerto son los títulos de los poemas que ilustrados recrean ese momento lleno de pasión y sensaciones antes, durante y después del acto sexual.

Las imágenes fueron extraídas del libro del colaborador de La Jornada

En Apuntes eróticos (Ediciones del Ermitaño) el artista Eko pregunta: ¿Cuál es la transgresión de los dibujos-poemas de Manjarrez? ¿Qué lo hace diferente, si todos hacemos lo mismo? Respondió: En que Manjarrez, después de coger, toma una pluma y dibuja. Se pone a dibujar. Destroza la banalidad del sexo compulsivo y la transforma en el artista y su modelo. Lo sórdido de la búsqueda sin placer y sin memoria, se vuelve íntima y las putas y las drogas recuperan su inocencia por el vulnerable acto de dibujar y escribir un poema. La transgresión que nos redime a todos.

En el prólogo del libro, Verónica Maza Bustamante puntualiza: “En el sexo también hay rudeza y desaliento, una búsqueda de algo –lo que sea que pueda ser– tan llena de alcohol como de angustia, de tinieblas y estrellas en islas de cemento que se vuelven tablas de salvación a medianoche”.

Porque hay quienes afirman que amar duele y su golpe es como un puñetazo que va directo a las tripas, recorriendo desde el glande más henchido hasta el alma más austera, a pesar del consuelo efímero de unos besos sin designio, de unos pezones gordos cansados de aliviar, de unos ojos de mujer.

Por todo eso, manifestó Maza Bustamante, y porque quiere y puede, Jorge Manjarrez escribe, dibuja y se presenta aquí con todo su candor, su indolencia y esa su lujuria del tamaño de unas nalgas de mujer que reposan a su lado, mientras un pincel entre sus dedos le recuerda que existe, goza, y está aquí.