La posible terminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podría representar afectaciones para México de entre 1.5 y 2 por ciento del producto interno bruto (PIB), ya que algunos aranceles podrían llegar a 25 por ciento, consideró ayer José Luis de la Cruz Gallegos, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.

Señaló que el plan de diversificar exportaciones a otros países es poco factible en el corto plazo, no sólo porque se requiere infraestructura para movilizar las mercancías, sino también porque plantea la pregunta sobre qué se producirá para exportar.

Entrevistado tras el seminario y presentación del libro La Alianza del Pacífico, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, resaltó que la mayoría de las empresas mexicanas carecen de capacidad exportadora y requieren certificación, productividad, calidad y capacidad.

A ello se suma que la demanda de la Unión Europea está satisfecha por europa oriental, China y un poco por África, y la de Asia por los propios asiáticos. Frente a ello, estimó que la alternativa ante la conclusión del TLCAN es el mercado interno, porque es donde tenemos demanda de ciertos bienes que se están importando y que se puede satisfacer con producto nacional.

De la Cruz estimó que se necesita una política de Estado para impulsar la industria nacional y la innovación tecnológica.

Por su lado, Mauricio Millán, vicepresidente del consejo de administración de Coraza, Corporación Azteca, reconoció que la industria mexicana no ha generado oferta exportable y su nivel de competitividad no es tan grande como se quisiera.

Coincidió con el analista anterior en que se requieren políticas públicas que ayuden al crecimiento industrial. Si bien no hay una política explícita en ese sentido, sí hay una ley de fomento a la competiividad y el desarrollo económico que debe implementarse, subrayó.