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Dudan que se puede ganar a africanos y no hacen concentraciones largas: Germán Silva

Faltan maratonistas porque los chavos se la pasan en las redes sociales y no entrenan
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de noviembre de 2017, p. a12

Nueva York tiene un lugar especial para Germán Silva. Allí ganó en 1994 y 1995 y ningún mexicano ha logrado repetir tal proeza. Su nombre dio la vuelta por todo el mundo con esa imagen que para algunos lo convirtió en leyenda al equivocarse en el trayecto siguiendo el carro guía cuando iba en la punta con Benjamín Paredes, para luego retomar la ruta y entrar con la victoria que lo llevó a conquistar hace 23 años la Gran Manzana.

Germán ríe al recordar esa desviada que dejó estupefactos a los organizadores y que le marcó la vida ese año y el siguiente al repetir la victoria, pero esa vez sin errores y memorizando cada tramo para confirmar que los mexicanos pasaban momentos de gloria en el atletismo de fondo en la antesala de los Juegos Olímpicos de Atlanta.

Formaban el dream team Silva, Dionicio Cerón –subcampeón mundial de maratón– y Paredes, aunque fue Germán el que terminó mejor ubicado con un sexto lugar, misma posición que consiguió en la final de 10 mil metros en Barcelona 1992.

¡Qué tiempos aquéllos!, recuerda el veracruzano en entrevista con La Jornada en vísperas del viaje a Nueva York para alentar a los miles de corredores, el domingo, cuando se realice la emblemática carrera sin ningún problema luego del reciente atentando en esa ciudad.

Esperemos en Dios que nada suceda, dice el integrante del Salón de la Fama y del Consejo de uno de los principales maratones del mundo, que fue una mina de oro para los mexicanos al subir al podio con Salvador García, Andrés Espinoza, y por las mujeres Olga Ávalos y Adriana Fernández.

De diferentes entidades, atletas de escasos recursos y fuertes carencias, la mayoría de ellos criados en ranchos, conformaron un grupo para ser dirigidos por Rodolfo Gómez y cuando entrenaban en la pista del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, imponían respeto. Hace años que las pistas están vacías y en las carreras de ruta predomina más la cantidad que la calidad.

Ese fenómeno del por qué no tenemos generaciones de maratonistas es lo que todo mundo se pregunta: no lo hay, señala Silva, de 49 años, quien muy joven llegó a la capital del país vendiendo naranjas que recogía en los huertos de Veracruz y Puebla.

Añora la época del atletismo de fondo, cuando los corredores hacían largas concentraciones en un solo lugar y se dedicaban por completo al deporte. Fueron años de trabajo para llegar a los grandes maratones, no sólo físico y mental. Todo eso se ha ido extinguiendo, ahora los chavos no creen que se le puede ganar a los africanos, se la pasan más en las redes sociales y no entrenan, afirma Germán, dedicado a la enseñanza de lo que mejor sabe y en otra nueva incursión con las series mundiales de ultramaratones como la que se realizará en Valle de Bravo, el 2 de diciembre, en las distancias de 100, 60 y 25 kilómetros.