Martes 31 de octubre de 2017, p. 8
Luego de que brigadas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) atendieron más de 10 mil solicitudes para revisar y clasificar los daños a casas habitación y edificios por los sismos de septiembre pasado, se concluyó en la necesidad de hacer ajustes
al Reglamento de Construcción de la Ciudad de México y diseñar de manera prioritaria algún programa de asesoría técnica
para la autoconstrucción.
Juan Carlos Hernández White, secretario general de la Facultad de Arquitectura de la máxima casa de estudios –desde donde se coordinó el trabajo de dichas brigadas de apoyo–, informó que del total de solicitudes atendidas, alrededor de 75 por ciento de los inmuebles sólo presentaron daños leves
, mientras 17 por ciento registraron daños moderados
y el 8 por ciento restante fue clasificado como severamente dañados
.
Indicó que la información de los inmuebles severamente dañados fue turnada al Colegio de Ingenieros Civiles de México y a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) de la Ciudad de México, a fin de que realicen peritajes especializados.
Estrecha colaboración
En entrevista, el especialista aclaró que la atención de este amplio número de solicitudes fue posible debido a la colaboración de diversas facultades de la UNAM, incluyendo las de Acatlán y Aragón, así como diversas instituciones de educación superior, como la Universidad Autónoma Metropolitana y el Tecnológico de Monterrey.
Explicó que aunque atendieron solicitudes en algunas entidades como Oaxaca y Morelos, la mayoría de los casos fueron en la capital, en las delegaciones Iztapalapa, Xochimilco, Tláhuac, Benito Juárez y Cuauhtémoc.
Destacó que en las primeras semanas tras los sismos del 7 y 19 de septiembre se tuvieron alrededor de 8 mil participantes en estas brigadas de apoyo, de los cuales 7 mil de ellos eran estudiantes y egresados, y el resto profesores universitarios.
El trabajo solidario realizado durante estas semanas, añadió, ha dejado experiencias importantes, por un lado, académicas, sobre la formación integral que deben tener los alumnos y su vinculación directa con la sociedad y su problemática, pero por otro, insistir en el diseño y respeto de la normatividad en materia de construcción y uso de suelo.
Las facultades de Arquitectura e Ingeniería aún trabajan en la información recopilada.