Ven, vamos a ver los cochecitos, animó un niño a sus tres hermanos y dos primos que daban brincos para estar cerca de algunos de los monoplazas o sentirse pilotos de forma virtual con los más de 100 simuladores instalados en las carpas que ocupan tres cuartas partes del Campo Marte, sede de la F1 Fan Zone.

Los aficionados nada más esperaron la ceremonia de inauguración que hizo el jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, acompañado de Carlos Slim Domit, Alejandro Soberón, París Rodrigo, Horacio de la Vega y representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional, para ingresar como bólidos a la extensa carpeta verde cubierta de carpas que ofrecían productos del festival oficial de la Fórmula 1.

Inmensas eran las filas de seguidores de todas las edades, donde niños y adultos mayores de 60 años entraron sin pagar un peso, porque el resto desembolsó 150 por boleto para tener acceso a las diversas actividades organizadas por los patrocinadores del Gran Circo, que por cuarta ocasión se realiza en Ciudad de México.

La señora Nancy Romo llegó con la familia completa desde Tlalnepantla. Estaba tan emocionada como sus hijos al ver monoplazas de diferentes escuderías , muñecos con cascos, autos clásicos, dos vehículos militares blindados anfibios y una aeronave, en la carpa de la Sedena.

Los amantes del deporte motor podrán sentir la adrenalina de la máxima velocidad en tres pantallas gigantes con señal en vivo desde el autódromo Hermanos Rodríguez o dar dos o tres giros en la pista de kartismo. Los organizadores esperan a más de 45 mil visitantes, informó De la Vega, director del deporte de la CDMX.

Nada es barato en el Fan Zone y los más prevenidos como doña Virginia Godínez y su hijo Moisés Torres –quienes viven en Atzcapotzalco– llegaron bien comidos para aguantar hasta la noche y acercarse lo más que puedan para llevarse la firma de algún piloto.

Para esta ocasión se instaló una exposición fotográfica de Ayrton Senna, triple campeón del mundo de la máxima categoría, cuyo nombre, además de ser leyenda, es toda una marca, pues una playera, un casquito, llavero, gorra, carcasa o cualquier logotipo del fallecido brasileño ronda de 350 a mil 500 pesos, lo más barato.

Entre el rugido de los motores que se escuchan en toda la instalación, los aficionados podrán disfrutar de grupos musicales en vivo de manera gratuita, aunque no la comida, pues una hamburguesa y baguette cuesta 100 pesos, una botella, de agua de un litro, 40, chelas de 110, trago largo doble de 220 y 60 la bebida de una de las escuderías del Gran Circo.