En el CUEC, el director habló de su trayectoria con alumnos y decanos
Jueves 26 de octubre de 2017, p. a10
Luego de nueve años, Alfonso Cuarón regresó al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), para compartir con alumnos y decanos los pormenores de su carrera desde sus inicios, su opinión sobre algunos recursos en la creación fílmica y su visión sobre el séptimo arte en la actualidad, con una charla en la que también participaron la realizadora Tatiana Huezo y el director artístico Eugenio Caballero.
Fue un emotivo encuentro en el que el cineasta galardonado en 2014 con el Óscar a mejor director por la película Gravedad, se encontró con algunos de sus profesores, quienes, dijo, son los verdaderos pilares del CUEC.
Cuarón aseguró que el cine es un arte abstracto más cercano a la música que a la literatura o al teatro, como consideran muchos.
La afirmación fue secundada por su maestro Jorge Ayala Blanco, quien parafraseó a Antonin Artaud: el cine, en un futuro próximo, se convertirá en un arte que no se podrá explicar con palabras.
El director de Y tu mamá también recordó sus clases con Mario Luna, quien le veía grandes habilidades de fotógrafo, y recordó la anécdota de cómo se enfadó porque decidió que se dedicaría a la dirección. “Practicaba fotografía con el Chivo (Emmanuel) Lubezki y me decidí por la dirección cuando vi su propuesta fotográfica”, afirmó el realizador de Niños del hombre.
En su más reciente producción –Roma–, Cuarón aseguró que salió del clóset
, ya que cumplió su sueño de ser director de fotografía, además de guionista y director en esta cinta, que definió como canto de amor a Ciudad de México.
En la conversación que sostuvo con Tatiana Huezo y Eugenio Caballero, Cuarón habló sobre la importancia de los vínculos emocionales cuando se gesta un proyecto cinematográfico. Dijo que deberían ser un punto de partida sustancial, aunque reconoció que sus primeras producciones surgieron de la necesidad económica.
Señaló que en su caso, estos vínculos se han generado mucho antes de hacer de cualquier película, pues nacieron de la necesidad de hacer y aprender cine, cuando tenía seis años y le proporcionaron su primera cámara o cuando vio por primera vez películas como El ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica.