Madrid.

Una iniciativa de la Universidad de Alicante permite comprobar cómo los perros adiestrados son capaces de ayudar a detectar las crisis epilépticas antes de que se produzcan. El proyecto se presentó durante el cuarto congreso de la Sociedad Española de Epilepsia.

En él participan diferentes departamentos de bioquímica y biología molecular, comunicación y sicología social, sicología de la salud y enfermería comunitaria, medicina preventiva y salud pública, así como historia de la ciencia. Cuenta también con la colaboración de neurólogos y neurofisiólogos del Hospital Imed de Benidorm y el apoyo de la Asociación de Epilepsia de Alicante, de la Asociación Epilepsia España, de Acea Adiestradores y de la empresa Teranimalia.

La idea de realizar este proyecto nació cuando presencié cómo un perro en proceso de adiestramiento alertaba de tres crisis epilépticas en un niño con síndrome de West, explicó Carmen Carretón, profesora del departamento de comunicación y sicología social de la Universidad de Alicante y presidenta de la Asociación de Epilepsia de esta provincia.

La académica puso en marcha una investigación, en la que revisó hasta 200 artículos, muchos con gran impacto en Canadá y Estados Unidos. Una vez revisada toda la literatura científica presenté el proyecto a la universidad, y se creó un equipo multidisciplinario. Explicó que posteriormente se procedió al adiestramiento de caninos por profesionales calificados, que reciben además la certificación por el organismo competente como perro de alerta médica de epilepsia.

El proceso de entrenarlos, que dura aproximadamente un año, es individual para cada familia. Durante este tiempo, cada canino va desarrollando un método diferente de detección: unos mordisquean o lamen al paciente y otros presentan desobediencia e irritabilidad, por lo que es importante conocer su comportamiento y realizar un seguimiento, atendiendo al testimonio del familiar, que explica la evolución de la conducta del animal.

Reducción de otros síntomas

Además, esta herramienta de alerta está consiguiendo reducir los síntomas que pueden describir un posible cuadro de ansiedad, estrés o depresión, no sólo del afectado, sino también de su entorno más cercano.

La imprevisibilidad de las crisis de epilepsia y sus consecuencias repercuten de forma importante en el entorno familiar, por lo que la detección precoz de las crisis repercute significativamente en la calidad de vida de estos pacientes y sus cercanos, añadió Carretón.

La tercera fase de la investigación ya está en desarrollo y se dirige a la hospitalización del paciente, acompañado de un animal certificado como perro de alerta médica durante 24 horas en una sala de vigilancia de video electroencefalograma, en la que es posible aplicar el método que va a seguir el proyecto y demostrar cómo el perro detecta la crisis antes de que comience.

Nuestro objetivo, además de demostrar la eficacia de estos animales y el beneficio que reportan a las familias con epilepsia es conseguir financiamiento que contribuya a darle continuidad al proyecto y hacerlo extensible a otras empresas de adiestramiento en diversas localidades españolas para llegar al mayor número de pacientes posible, finalizó.