Washington.

El gobierno de Estados Unidos aumentó ayer a 24 el número de funcionarios y ciudadanos con problemas de salud ocasionados por los supuestos ataques específicos en su embajada y algunas residencias de La Habana, Cuba, al detectar dos casos más.

Las valoraciones se basaron en exámenes médicos al personal afectado por los incidentes a principios de este año, explicó Heather Nauert, vocera del Departamento de Estado, al revelar la nueva cifra, que no refleja (que se trate de) nuevos ataques.

Nauert confirmó lo dicho anteriormente por las autoridades: la agresión más reciente ocurrió a finales de agosto, pero señaló que no podemos descartar nuevos casos, debido a las evaluaciones que los profesionales médicos continúan realizando a integrantes de la comunidad de la embajada.

El gobierno del presidente Donald Trump determinó que los incidentes fueron ataques específicos, sin que los investigadores hayan identificado aún al responsable o el tipo de artefacto utilizado.

Algunas indagatorias

Investigaciones de la agencia de noticias Ap, basadas en fuentes oficiales anónimas, describen las agresiones como ataques sonoros, parecidos a una caja de grillos o un chirrido muy agudo que se puede escuchar durante breves periodos.

Algunos funcionarios estadunidenses en La Habana ya recibieron dispositivos para registrar cualquier sonido inusual que escuchen. Las grabaciones más recientes fueron enviadas a los servicios de inteligencia de Estados Unidos para un análisis más profundo.

Entre los síntomas reportados por la Asociación Estadunidense del Servicio Exterior se incluye daño traumático cerebral leve y pérdida de la audición, además de desequilibrio, fuertes dolores de cabeza, dificultades cognitivas e inflamación cerebral.

Este caso ha afectado las relaciones diplomáticas entre ambos países desde su restablecimiento, en 2015, pues Estados Unidos, en respuesta, ordenó a principios de este mes expulsar a 15 diplomáticos cubanos que residen en Washington.

Días antes también anunció la reducción de su personal en su representación de La Habana, suspendió la emisión de visas a cubanos y emitió un alerta a sus ciudadanos para que no viajen a la isla.

Los ataques comenzaron el año pasado y afectaron a diplomáticos, funcionarios de inteligencia y sus cónyuges.