El estrés postraumático por los terremotos de los pasados 7 y 19 de septiembre podrían afectar a 12 millones de niños que hasta el 10 de octubre seguían sin asistir a clases debido a daños estructurales que causaron los sismos en cinco mil escuelas de educación básica, de acuerdo con cifras oficiales, principalmente en comunidades más vulnerables del país como Chiapas, Oaxaca, Puebla y Morelos por mencionar algunos, aseguró la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), quien hizo un llamado al gobierno federal a reconstruir aulas y viviendas con perspectiva de derechos de la niñez.

Pero no sólo eso, se corre el riesgo, dijo, de un rezago educativo si las autoridades no agilizan para que los alumnos regresen a los centros educativos en lugares seguros. En conferencia de prensa Juan M. Pérez García, director ejecutivo de la organización no gubernamental, explicó que algunos efectos por el padecimiento postraumático son problemas de sueño, falta de apetito, timidez, y hasta dejar de asistir a la escuela o salir a jugar.

Hay todavía un número indeterminado de casas perjudicadas. A pesar de que las autoridades han desarrollado programas sociales al respecto no está sustentado en una lógica de igualdad ni de prioridad destinado a este sector de la población, reiteró.

Señaló que los sismos terminaron en desastre social ya que a casi un mes de los fenómenos naturales no existe información confiable y oficial disponible públicamente sobre los daños reales para tomar decisiones apropiadas. Todavía no tenemos el desagregado, pero esa información es importante porque signica que entre un millón y medio a dos millones de niños se verán afectados de manera permanente por la demolición de escuelas.

Lanzan iniciativa #NiñezPrimero

La Redim junto con más de 30 organizaciones de la sociedad civil lanzaron la iniciativa #NiñezPrimero, que buscan atender a los menores tras los sismos ocurridos en septiembre, así como el hastag #EpicentroPlataforma, estrategia a mediano y largo plazo para la reconstrucción nacional con perspectiva de infancia, con el cual se monitoreará el ejercicio de los programas públicos siguiendo la pista a los recursos para la reconstrucción.

Al respecto, añadió, es necesario velar por las necesidades básicas para ser atendidas en un plan que sea ejecutado a mediano y largo plazo en el que el interés superior de la niñez sea el eje transversal de las políticas públicas, planes de reconstrucción, ejecución y distribución de recursos.