En entrevista con La Jornada, el antropólogo habla de su libro El gran incendio
El levantamiento de Tehuantepec, en el siglo XVII, contagió a varias provincias de la Nueva España porque impugnó el sistema de dominio y explotación, explica
Con motivo de la Constitución de 1917 sólo los istmeños presentaron una propuesta de autonomía regional para el Istmo
exigían tres cosas: que se suspendieran las acciones de explotación y los despojos ilegales; que se suspendiera un sistema que se generalizó en el Istmo: los repartimientos, una institución creada por los alcaldes locales, que consistía en repartir dinero o productos a cambio para que se les devolviera multiplicado; y poder ejercer su autonomía en forma de autogobierno, detalla Héctor Díaz-Polanco, en su casaFoto Cristina Rodríguez
Sábado 14 de octubre de 2017, p. 2
En el Istmo de Tehuantepec tuvo lugar el levantamiento indígena más importante del siglo XVII, probablemente el más relevante de la época colonial, porque contagió varias provincias de la región, fue el primer movimiento pluriétnico de la Nueva España.
Los detalles de ese capítulo histórico que cuestionó las formas de dominio y explotación que eran la médula del sistema colonialista forman el libro El gran incendio: la rebelión de Tehuantepec, de Héctor Díaz-Polanco, publicado por Editorial Orfila.
Con base en el análisis de ese movimiento, se pueden entender las causas y situaciones que llevan a los levantamientos indígenas. Lo ocurrido durante el levantamiento de Tehuantepec es una de las fuentes más ricas para el estudio de los movimientos sociales, en su modalidad de rebeliones
, explica el antropólogo en entrevista con La Jornada.
En este momento, añade, es importante comprender las capacidades que tienen estos pueblos a partir de lo que fueron capaces de hacer, sobre todo cuando en la actualidad se encuentran en una situación tan difícil debido a un desastre natural agravado por factores de carácter socioeconómico
.
Venta de cargos
“Mirar lo ocurrido en Tehuantepec, en el siglo XVII –prosigue Héctor Díaz-Polanco– permite entender también por qué el reclamo fundamental de los pueblos no podía ser resuelto por el régimen colonial. Ellos exigían tres cosas: que se suspendieran las acciones de explotación y los despojos ilegales; que se suspendiera un sistema que se generalizó en todo el Istmo: los repartimientos, una institución creada por los alcaldes locales, que consistía en repartir dinero o productos a cambio para que se les devolviera multiplicado; y poder ejercer su autonomía en forma de autogobierno.”
La investigación de Héctor Díaz-Polanco está construida con información de primera mano, proveniente de los archivos generales de la Nación y de Indias, con la que pudo documentar que durante la etapa anterior al levantamiento, los pueblos de la región habían podido establecer sus propias formas de organización, prácticamente de manera libre
.
Sin embargo, a mediados del siglo XVII todo cambió; se dieron condiciones muy parecidas a lo que ocurre hoy, “ya no se les permitió la autonomía porque el régimen de dominación se convirtió en el nervio, en el núcleo fundamental de acumulación de riqueza por parte de los españoles. Tenían que exprimir a los pueblos porque a su vez la Corona española tenía que financiar sus guerras europeas.
“Es cuando se introduce un elemento: la venta de cargos, por el cual se vendía el puesto a los alcaldes mayores. El precio superaba los ingresos que podía percibir el funcionario durante un año, por tanto, necesitaba por fuerza, él y otros, incluyendo jueces, extraer del pueblo toda la riqueza que pudieran durante el lapso que durara su oficio en el régimen burocrático colonial.
Debían cubrir el costo del puesto, pero también tener una ganancia. Por tanto, cuando los indígenas reclaman suprimir esa institución, el régimen no quiso ni pudo hacerlo. Esto llevó al gobierno novohispano a reprimir y destruir de una manera brutal a las comunidades rebeldes.
Uno de los puntos destacados por Díaz-Polanco en su libro es que cuando en 1917 se dio la oportunidad de que México tuviera una Constitución, “sólo los istmeños presentaron una propuesta de autonomía regional para el Istmo. Eso es muy poco conocido. Incluso hablaron con Venustiano Carranza para explicarle las razones por las que hacían esa solicitud. Al final se desechó la iniciativa, pero quedó históricamente registrada.
“En los años 80, cuando se hablaba de autonomía regional, algunos intelectuales aseguraron que ese planteamiento era un invento, una ocurrencia. Desconocían que los pueblos zapotecos del Istmo presentaron una iniciativa en 1917, y no sólo eso, sino que lucharon por ella en el XVII.
“A escala nacional, fue tal el impacto de aquel levantamiento de 1660, que posteriores movimientos que reclamaron lo mismo argumentaban: ‘si no nos hacen caso, haremos como Tehuantepec’. Cuando le explicaron a Carranza sobre la autonomía, le dijeron: ‘en la medida que nos sintamos más zapotecos, más reconocidos por el país, tendremos una mayor identificación con la nación mexicana’. Fue probablemente uno de los primeros pueblos que manifestó este argumento que ahora se ha vuelto muy frecuente”, concluye el autor.
El libro El gran incendio: la rebelión de Tehuantepec, de Héctor Díaz-Polanco, será presentado este lunes en Casa Lamm (Alvaro Obregón 99, colonia Roma), a las 19 horas. Participan Enrique Semo y Pedro Salmerón.