El cardenal Norberto Rivera Carrera aseguró que México está en buenas manos, en las de los jóvenes, los mismos que después del sismo del 19 de septiembre pasado demostraron que están dispuestos a afrontar diversos retos, incluso aquellos que les plantean las fuerzas de la naturaleza”.

Así que podemos estar consolados y seguros; nuestra Tierra está en manos de jóvenes que están dispuestos a entregar su vida por los demás.

Al oficiar la Misa de las Rosas en la Basílica de Guadalupe, templo que cumplió 41 años, el jerarca añadió que, en general, los sismos sacaron lo mejor de nosotros mismos; una fuerza enorme de la que todos fuimos testigos, una gran solidaridad, una gran actitud que surgió del alma y la esencia del pueblo.

En la ceremonia para conmemorar la consagración de la Basílica y el traslado de la imagen de la Guadalupana al templo mariano recién construido, el 12 de octubre de 1976, acompañaron al cardenal el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Alfonso Miranda Guardiola, y el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, así como ocho obispos auxiliares de la arquidiócesis de México y el cabildo Guadalupano.

En la homilía, Rivera Carrera señaló que a casi un mes del sismo de magnitud 7.1, todavía estamos con heridas abiertas por los fenómenos naturales que han golpeado a nuestro pueblo. No obstante, dijo, esta situación no nos ha doblegado; al contrario, nos ha fortalecido grandemente.

Añadió que los terremotos nos movieron y sacaron lo mejor de nosotros mismos, al multiplicarse las acciones en favor de los damnificados: Un gran amor que se manifestó de manera fundamental en el rescate de tantas víctimas, y ahora mismo seguimos siendo testigos de la constante recuperación y redificación de este pueblo, con la ayuda de todos.

Durante la misa, el cardenal invistió a Juan de Dios Olvera Delgadillo, quien ahora es canónigo efectivo del cabildo de Santa María de Guadalupe.