Muros
trora parte de un solo país, la extinta Unión Soviética, y habitados por pueblos hermanos con un mismo origen eslavo, Rusia y Ucrania –desde hace tres años y medio en guerra que no se reconoce en el discurso oficial del Kremlin, pero suma ya más de 10 mil muertos por ambos bandos–, están empeñados en distanciarse y, como símbolo, siguen levantando muros (de hecho, una suerte de rejas de más de dos metros y medio de altura coronadas con alambre de púas) en distintos segmentos de la frontera común.
Comenzaron los ucranios, con un proyecto publicitado como grandioso, bautizado por Kiev como La Pared, y que depende en realidad de un exiguo financiamiento al grado que, hace un año, una manada de jabalíes logró perforarlo en una de sus rutas habituales de tránsito veraniego. Ahora, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) quiere construir, en los próximos dos meses, 50 kilómetros de muro en el linde terrestre con Crimea, para lo cual lanzó la convocatoria para participar en la respectiva licitación.
Hay, sin embargo, otros muros que no existen físicamente y separan aún más a estos dos países. El más importante es la certeza de que, en este momento, no existe otro acuerdo mejor para un arreglo político que lo pactado y rubricado en el acta de la reunión de Minsk-II, y la frustración de que, sin concesiones recíprocas, no se puede cumplir.
Y éste seguirá siendo un insalvable muro invisible, mientras las partes firmantes no se pongan de acuerdo por dónde empezar: Ucrania insiste en que no puede hacer concesiones políticas a los territorios que no se supeditan a ella, mientras no se cumplan las garantías de seguridad que exige, entre otras el retiro de todos los militares extranjeros y el cierre de la frontera con Rusia.
El tercero en discordia, Moscú, revierte que no es problema suyo y que sólo se solidariza con los separatistas del este de Ucrania. Kiev, a su vez, promueve un paquete de leyes sobre la reintegración
de la zona rebelde y que, teniendo en cuenta a Rusia, habla por primera vez de territorios ocupados por un país agresor
.
La propuesta de introducir cascos azules de la ONU en la región del conflicto, como era de esperar, se quedó a las puertas del Consejo de Seguridad, a la espera de que el borrador alternativo, que sustituyó al inicial presentado por Rusia y rechazado por Estados Unidos y Ucrania, pueda tener una mínima posibilidad de hallar consenso.
Otro obstáculo que impide desbloquear la búsqueda de una solución pacífica es la negativa de admitir que Estados Unidos, el principal valedor de Ucrania, influye de forma determinante en el gobierno de Kiev.
Por eso, los representantes especiales de Rusia, Viacheslav Surkov, y de EU, Kurt Volker, tienen que reunirse, casi de manera clandestina, en terceros países. Este lunes, en Serbia, tendrá lugar su siguiente encuentro, mas no se esperan entendimientos que permitan derribar los muros imaginarios. Los otros, caerán por sí solos cuando se logre un arreglo político justo.