ontra viento y marea los paisanos no sólo defienden su permanencia en Estados Unidos y fortalecen su creciente relevancia en la economía de aquella nación, sino que incrementan las remesas a sus familiares en sus lugares de origen, y lo hacen al grado que en el plano global México ocupa el escalón número cinco en lo que a captación de divisas se refiere por el concepto referido.

De hecho, para 2017 el Banco Mundial estima que México captaría remesas por un monto histórico: 30 mil 500 millones de dólares, 6.5 por ciento más que en 2016 (La Jornada, Roberto González Amador). De acuerdo con el organismo financiero internacional el incremento que se registra es consecuencia del temor de los migrantes mexicanos en Estados Unidos de ser forzados a regresar al país; envían sus ahorros a casa, como una forma de prevención en caso de que sean obligados a regresar de Estados Unidos.

Sin embargo, la versión del Banco de México se topa con una realidad documentada por el Pew Research Center, de que la tasa de desempleo de los latinos en Estados Unidos ha vuelto a un mínimo histórico, visto hace más de una década, de tal suerte que habrá mayor empleo para ellos y, consecuentemente, remesas crecientes.

En cualquiera de los casos, los paisanos permanentemente hacen el esfuerzo con tres objetivos concretos: mejorar su propia circunstancia económica en Estados Unidos; elevar el nivel de bienestar de sus familias en sus lugares de origen y contribuir al crecimiento de la economía mexicana. Y lo vienen haciendo de mucho tiempo atrás.

En este sentido, de 1989 a 2017 (de Carlos Salinas a Enrique Peña Nieto) los paisanos, vía remesas, han inyectado más de 400 mil millones de dólares a la economía mexicana, es decir, la misma que los expulsó al cancelarles cualquier posibilidad dentro de su propio país. A precios actuales, ese monto equivale a 40 por ciento del producto interno bruto (7 billones 300 mil millones al tipo de cambio actual).

En el sexenio salinista las remesas sumaron 16 mil millones de dólares; con Zedillo en Los Pinos ese monto se duplicó (30 mil millones), y éste se triplicó con Vicente Fox (el cretino que presumía la exportación de jardineros de gran calidad) en la residencia oficial, cuando acumularon 92 mil millones de billetes verdes. Con Felipe Calderón las remesas sumaron 140 mil millones y en el transcurso del sexenio de Peña Nieto, 130 mil millones. De mantenerse ese ritmo podría concluir con 156 mil millones. De ese tamaño es el esfuerzo de los paisanos.

Por otro lado, un informe del Pew Research Center –del que se toman los siguientes pasajes– detalla que la tasa de desempleo de los latinos en Estados Unidos ha vuelto a un mínimo histórico, visto hace más de una década, aunque otras medidas del mercado de trabajo muestran que este grupo no se recuperó totalmente de la gran recesión (2007-2009).

Tal indicador se situó en 4.7 por ciento en el segundo trimestre de 2017, casi el mismo nivel que en el segundo trimestre de 2006 (4.9). La mejoría de las perspectivas del mercado laboral para los latinos refleja las tendencias de los trabajadores estadunidenses en general. La tasa de desempleo nacional en el segundo trimestre de 2017 fue de 4.2 por ciento en comparación con 4.6 del segundo trimestre de 2006.

Los mejores indicadores se extienden a mujeres y hombres hispanos, así como a hispanos nacidos en Estados Unidos y extranjeros. Los cuatro grupos tienen ahora tasas de desempleo que están por debajo de sus niveles previos a la recesión.

Los hispanos representan 17 por ciento de la mano de obra estadunidense en 2017, frente a 13.5 de 2006. Gran parte de este crecimiento proviene de hispanos nacidos en Estados Unidos, que representan 52.5 por ciento de la población activa hispana en 2017, contra 44.1 en 2006.

A pesar de la disminución de la tasa de desempleo latino, otras dos medidas de la actividad laboral (participación en la fuerza de trabajo y relación empleo-población) revelan que esta minoría en Estados Unidos no se ha recuperado totalmente de la gran recesión. Esto también refleja la experiencia de los trabajadores estadunidenses en general.

La tasa de participación de los latinos en la población activa se situó en 66.1 por ciento en el segundo trimestre de 2017, muy por debajo del nivel alcanzado en igual periodo de 2006. La relación empleo-población para los latinos aún no se recuperó completamente, situándose en 63 por ciento o casi 3 puntos porcentuales por debajo de su nivel de 2006. Entre los trabajadores de Estados Unidos en general, la tasa de participación de la fuerza de trabajo (62.9 por ciento) y la tasa de empleo (60.3) en 2017 también están alrededor de 3 puntos porcentuales por debajo de los niveles previos a la recesión.

Estas medidas del mercado laboral también muestran que, al menos en términos de empleo, la recuperación económica entre los hispanos es más avanzada para las mujeres que para los hombres. Entre las mujeres hispanas la tasa de participación de la fuerza de trabajo (56.4 por ciento) y la proporción empleo-población (53.2) en 2017 se mantuvieron en niveles similares a los de 2006. Entre los hombres hispanos, la tasa de actividad actual (76) y la población ocupada (72.9) están casi cinco puntos porcentuales por debajo de sus respectivos niveles en 2006.

Los latinos nacidos en Estados Unidos han tenido mejores resultados que los latinos nacidos en el extranjero en su recuperación económica. La relación empleo-población de los latinos nacidos en Estados Unidos en el segundo trimestre de 2017 (60.8 por ciento) casi había vuelto a su nivel anterior a la recesión, pero para los latinos nacidos en el extranjero la proporción permaneció más de 3 puntos porcentuales por debajo de los niveles de 2006.

Las mujeres latinas y los latinos nacidos en Estados Unidos han visto mejorar su posición en el mercado de trabajo más que los hombres latinos y los latinos nacidos en el extranjero, en parte porque son más propensos a trabajar en industrias que han agregado más empleos desde la gran recesión (asistencia, educación, atención sanitaria y alojamiento y servicios de alimentación).

Las rebanadas del pastel

Y en el subibaja, ayer el dólar se vendió a 18.64 micro pesos, mientras que el barril mexicano de exportación se colocó a 47.34 billetes verdes.

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