Sábado 30 de septiembre de 2017, p. a16
En Ciudad de México y en otras zonas afectadas, resultó muy difícil escuchar música los primeros días después del 19 de septiembre.
Las etapas de duelo transcurren.
En el Disquero anterior iniciamos una modalidad diferente: recomendar no solamente discos, sino playlist enteras que se pueden escuchar en la aplicación Spotify, que existe en la versión gratuita y en la de paga, cuyo costo mensual, 99 pesos, no alcanzaría ni para pagar un disco compacto en una tienda. Es decir, se trata de una opción óptima para el disfrute de la música.
Es obvio que no nos alcanzaría la vida para escuchar toda la música que existe en Spotify, como tampoco nos alcanzaría para volver a escuchar los miles de discos que hayamos podido clasificar a lo largo de una vida.
A muchas personas que nos dedicamos a la música desde la trinchera del escucha, nos sucedió que durante el sismo se vinieron abajo los estantes llenos de discos y muchos de ellos resultaron dañados.
La experiencia resulta muy enriquecedora, en general toda la experiencia del sismo para todos. Las reflexiones por lo pronto arrojan los siguientes resultados:
El autor del Disquero no es un coleccionista de discos, no le interesa la acumulación material. Se trata de un acervo de estudio y de trabajo. Para recomendar un disco de un autor, intérprete o conjunto, el autor del Disquero estudia, es decir, escucha otros discos anteriores del mismo autor, intérprete o conjunto.
También, esos muchos discos han servido para transmitir programas de radio en varias estaciones y en distintas temporadas.
Un anhelo es formar con ellos una sala de escucha con acceso público, en un centro donde también exista sala de lectura, con mis libros también y otras donaciones, clases de yoga, consultas de acupuntura, meditaciones budistas, conferencias, pláticas, cursos. Para eso, por supuesto, se requiere de una inversión mayor. Mientras llega el momento, es menester reordenar la discoteca.
Y así, mientras recuperamos el ritmo, seguiremos con esas recomendaciones electrónicas, en Spotify y que incluyen en efecto dominó las demás aplicaciones (Deezer, Apple Music, YouTube) para en su momento continuar con las de discos compactos, pues pese a todo, es una certeza que seguirán existiendo los discos.
Primera recomendación de hoy: el Requiem de Mozart, con todo y el link para quien guste escuchar la versión siguiente:
La anterior es una versión íntima, distinta a las existentes con los grandes directores y en las grandes salas. Resulta propicia porque el proceso que vivimos todos quienes experimentamos emociones, sentimientos, sucesos de tremenda intensidad en el sismo y después de él, es un proceso íntimo, muy íntimo y al mismo tiempo compartido. La mejor frase que he escuchado en estos días, a la hora de compartir experiencias y cuando alguien piensa que su situación es terrible, es la siguiente frase: todos estamos igual
, lo cual es cierto en general, pues el sismo, como el sol, fue para todos, y cada quien enfrenta procesos particulares.
También, si observamos, todos estamos en proceso de realización de rituales, todos ellos convergentes en una acción de recomienzo. Comparto a continuación un ritual que he realizado varias veces en mi vida, a la hora de enfrentar duelos: escuchar la Sinfonía Resurrección, de Gustav Mahler, cuyo contenido acrisola lo que todo humano vive en situaciones límite.
Propongo la escucha de la obra completa, en la versión de Claudio Abbado. Si observan, antes del inicio de la obra, cuando la cámara capta al público, aparece en primer plano Bruno Ganz, quien fue el actor que encarnó al primero de los ángeles en las películas de ángeles de Wim Wenders:
enseguida propongo deleitarnos con las diferentes maneras como distintos directores enfrentan el final de esa misma sinfonía, que es uno de los finales más espectaculares en la historia de la música; sirve que le quitamos un poco el drama al asunto que vivimos:
y ya que la energía del cosmos (para seguir con el sentido del humor) nos llevó por el camino de la risa, disfruten el siguiente video, bautizado con el (válgase la ironía) afortunado nombre de The Failharmonics, está de risa loca, tanto para el melómano experto por igual que el poco enterado:
de plano continuemos con nuestra sesión de risoterapia; el siguiente grupo es uno de los preferidos del autor del Disquero y yo quisiera que la mayor parte de la música fuese así, para el puro deleite y el placer de reír, disfrutar, gozar. Disfruten, gocen a estas chavas geniales, Salut Salon:
sigamos con la risoterapia, con estas fabulosas chavas alemanas, las integrantes de Salut Salon, les garantizo que reirán de lo lindo, ustedes con ellas:
y una versión distinta de la primera pieza que les compartí de ellas:
y ya que una de ellas imitó a Volfi Mozart en el filme Amadeus, cuando él toca el piano tirado en el piso, pues es momento de disfrutar los momentos hilarantes, con todo y las carcajadas de Volfi, del filme formidable de Milos Forman:
todo está listo entonces para un clásico: Don’t worry, be happy, con Bobby McFerrin:
Todas las anteriores recomendaciones están en Spotify. De manera que no importa que los discos compactos en su formato físico hayan resultado damnificados por el sismo. La música nunca muere. Nos mueve siempre para bien. Disfrutemos mientras seguimos vivos.