Los negocios están cerrados o sólo atienden a rescatistas
Domingo 24 de septiembre de 2017, p. 13
Las colonias Hipódromo y Roma Norte, ubicadas en la delegación Cuauhtémoc, tienen semiparalizada su actividad económica ante la emergencia que se vive tras el sismo del martes, que ha convertido sus parques y glorietas en centros de acopio y albergues, y sacó a flote la solidaridad de comerciantes y pobladores.
Restaurantes, bares, cantinas, cafeterías, panaderías, estéticas, tiendas e inclusive farmacias están cerradas desde hace cuatro días, y los pocos negocios abiertos se encuentran sin clientela u ofrecen apoyo a brigadistas y damnificados.
Desde alimentos preparados y bebidas calientes, hasta servicio de sanitarios, suministro de Wifi o energía eléctrica para conectar sus celulares, o simplemente el espacio para descansar o platicar, es parte de la ayuda que otorgan a quienes concurren a los predios en desastre como el de Álvaro Obregón 286, Ámsterdam 25 o el ubicado en Puebla y Salamanca.
Frente a la glorieta de la Fuente de Cibeles, donde se reciben víveres y se organizan las brigadas que parten a otros puntos de la ciudad, la Cervecería del Barrio ofrece comida gratis para los brigadistas, policías y personas que están ayudando
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Café, jugo de naranja, chilaquiles y frijoles fue el desayuno que repartieron los empleados en donde laboran los voluntarios, al igual que el restaurante de carnes Sonora Grill, que entrega tacos a la parrilla, o el Farina, que ofrece pizzas gratis a brigadistas.
Se pudo observar al patrón de una panadería seguido por dos empleados con dos charolas repletas de pan de dulce para los soldados y policías que resguardan el predio de Ámsterdam 25, donde se cayó un inmueble.
También se supo en redes sociales de la generosidad del dueño de la tlapalería de Sonora 128, que donó todo su inventario para los trabajos de rescate.
La solidaridad también emerge de quienes habilitaron sus hogares como posada, como ocurre en Oaxaca 131, donde pernoctan cuatro familias de quienes aún se encuentran atrapados en Álvaro Obregón 286, o en Río de Janeiro 54, donde se ofrece albergue para niños y adultos, con comida y camas.
Otros han optado por acudir personalmente durante la hora del desayuno o la comida a entregar su apoyo. Uno de ellos es Juan Carlos Coria, quien todas las mañanas desde Iztapalapa llega con una olla con 40 litros de café en un diablito, para repartir en los sitios con derrumbes.
Ambas colonias se han convertido también en punto de reunión de curiosos que caminan por sus calles para ver asombrados los edificios que amagan con venirse abajo.