Berlín.

La canciller alemana, Angela Merkel, favorita para las elecciones, y su rival socialdemócrata, Martin Schulz, celebraron este sábado sus últimos actos en una campaña electoral marcada por el ascenso de la derecha nacionalista.

En semanas recientes el desgaste de la gobernante Unión Cristiana Demócrata (CDU), de Merkel, comenzó a quedar en evidencia en varios mítines en los que activistas de ultraderecha gritaron consignas en su contra. En su último gran mitin celebrado el viernes en Múnich, su discurso fue acompañado por persistentes abucheos.

Los sondeos de intención de voto muestran un tercio de indecisos y la sostenida erosión de los votantes.

Pero, salvo que las encuestas se equivoquen, las apuestas están cerradas y según dos sondeos publicados el viernes por los institutos Insa y Forsa, la CDU y su aliado bávaro, la Unión Cristiana Social (CSU), obtendrían entre 34 y 36 por ciento de los votos.

En la recta final, el partido Alternativa para Alemania (AfD) ha ido sumando intenciones de voto y actualmente alcanzaría entre 11 y 13 por ciento.

Con la AfD los racistas (...) van a llegar al Parlamento. La seriedad de esta situación fue comprendida demasiado tarde, destacó el diario Süddeutsche Zeitung. Frente a un evento de este tipo es difícil calificar la campaña como aburrida