Sacan documentos y pertenencias de hogares inhabitables
Sábado 23 de septiembre de 2017, p. 14
Mientras las ayudas y voluntarios –junto al Ejército y la Marina– se concentran en el radio de los parques México y España, en la Colonia Condesa, muy cerca de ahí, en la Roma Sur y Roma Norte, los propietarios de casas y negocios se las arreglan para continuar rescatando sus pertenencias y documentos oficiales.
En el corredor donde impactó con mayor severidad el sismo del pasado 19 de septiembre, los habitantes afectados se confunden con los cientos de voluntarios que acuden a ofrecer ayuda. Familias jóvenes con niños pequeños deambulan por las avenidas Ámsterdam, Nuevo León o Álvaro Obregón. Jalan o arrastran maletas con la ropa y artículos personales recuperados de sus casas y departamentos, declarados inhabitables.
Entre algunos de ellos se reconocen. Se saludan y conversan en las aceras donde no se prohíbe la permanencia de personas, por el riesgo de colapso de las añosas construcciones de principios o mediados del siglo pasado. Otros hablan por teléfono ubicando a parientes o amigos con quienes cohabitar ante la pérdida de sus posesiones o, en algunos casos, de familiares.
La funeraria Gayosso, en la calle Colima, es muestra de la desolación que afecta la colonia Roma Sur, días antes centro incansable de la actividad de las recientes generaciones que han adquirido locales o departamentos de elevado costo, a causa del boom inmobiliario de la zona.
Así, por donde se camine, la Plaza Río de Janeiro, donde los transeuntes son animados por grupos de payasos, la calle Havre, Nápoles, Liverpool, Amberes, el escenario es de semidestrucción. Edificios inhabilitados o casas abandonadas con severos daños en fachadas o costados.
Desde el martes ese fue el entorno que Juan Pablo Kiekri observó cuando fue sorprendido por el sismo en el primer cuadro de la ciudad.
"Yo me previne, me salí de mi casa que estaba detrás de la PGR, entre Neva y Guadiana, y lo hice desde el terremoto del 7, no iba a esperar que hubiera otro temblor como ese. El del 19 me tomó por sorpresa en Revillagigedo, en el centro, ahí lo sentí durísimo. Me fui caminando por avenida Reforma para encontrarme con mi hermano en el número 222, y de ahí a la casa de mi mamá.
“Y fue en el transcurso de Reforma a la avenida Medellín donde entendí cómo en cuestión de uno o dos minutos la gente pierde todo. Pierde familiares, su patrimonio, hasta la identidad, porque sus papeles y documentos personales se quedaron en medio de los escombros.
Una amiga muy trabajadora consiguió juntar para comprarse un departamento, no era nuevo, pero era suyo, ahora lo perdió todo. También un conocido mío, que es acondicionador físico en el club América, tiene a sus dos hijos en el Colegio Rebsamen, y los dos eran compañeros del niño Paquito que fue velado apenas ayer. Así se pierde todo, y lo que debemos responder todos como sociedad, es ¿cómo ayudarles a comenzar de nuevo?
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Juan Pablo es un promotor incansable de nuevos negocios, maratonista empedernido. Reiniciará una nueva etapa de su vida en la colonia Nápoles, en la delegación enito Juárez, tratando de alejarse de esa línea trágica que se ha trazado en la ciudad de México, el llamado corredor Roma-Condesa.