Después de más de 48 horas de maniobras de rescate, derrumbes y fugas de gas, elementos del Ejército y de la Marina comenzaron las maniobras de corte y retiro de estructuras en el colegio Enrique Rébsamen. En la noche, la ayuda llegaba sin parar, pero los puños levantados en señal de silencio para contactar a alguna víctima bajo los escombros, no aparecieron más.

Un par de horas antes, el subsecretario de Marina, Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, informó que aún buscaban a una posible sobreviviente y alrededor de las 18:30 horas una ambulancia salió de la zona de derrumbe con la sirena encendida. Sin embargo, no fue confirmado si se trataba de un rescate más.

El mando informó oficialmente a las 14 horas que 25 personas murieron por el derrumbe en la escuela: 19 niños y seis adultos; y que fueron rescatados con vida 11 pequeños.Entre las personas muertas se encontraba una mujer, al parecer una maestra, encontrada durante la madrugada del jueves.

Sarmiento Beltrán aclaró que no buscaban entre los escombros a ninguna niña llamada Frida Sofía.Queremos puntualizar que de la versión sobre el nombre de una niña no tenemos conocimiento, nunca supimos de ese rumor y creemos; no creemos: estamos seguros que no fue una realidad.

Detalló que este nombre se verificó con datos de la Secretaría de Educación Pública, la delegación Tlalpan y la escuela.

Hemos hecho un conteo con la dirección del colegio y tenemos la seguridad de que todos los niños o desgraciadamente fallecieron o están en los hospitales o están a salvo en sus casas, remarcó.

En el trascurso de la tarde, alrededor de cien trabajadores de la constructora ICA se sumaron a las tareas en el área de desastre. Hasta allá, montadas al hombro, trasladaron un cargamento de varillas, mientras los soldados llevaban polines metálicos.

Alrededor del derrumbe, médicos especialistas en traumatología, pediatría y sicología ofrecieron ayuda, en tanto esperaban su turno para relevar a los que se encontraban dentro.

Sin parar, los voluntarios alimentaron a trabajadores, policías y personal de limpieza. Cuando se acaban las tortas, sacaban los tacos de arroz y guisado, y hasta consomé. Las botellas de agua eran tantas que se usaron los patios de casas cercanas para amontonar extensas pilas de recipientes.

Al lugar llegaron personas, principalmente periodistas, de diferentes nacionalidades; también expertos que entraron al derrumbe. De forma inmediata se instaló un puesto para traductores de alemán, inglés y francés.

En la esquina de Las Brujas y División del Norte, a unos metros de la escuela colapsada, amaneció una gran manta donde se anunciaba que una escuela privada de la zona ofrecía recibir a todos los niños del colegio Enrique Rébsamen sin inscripción y un mes de colegiatura gratis.

A lo largo del camellón que divide la calle de entrada a la zona apareció una decena de arreglos con flores blancas.