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Veremos qué tan efectivo es el cacareado sistema de justicia de EU, dice el jefe del Kremlin

Cancillería rusa demandará al gobierno de EU por cierre de consulado y oficinas
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Los servicios secretos de Estados Unidos ordenaron registrar el consulado ruso en San Francisco (en la imagen) después de que una nube de humo negro salió por la chimenea del inmueble el viernes pasado. El Ministerio ruso del Exterior protestó por el allanamiento. La portavoz Maria Sajarova tildó el registro de invasión de nuestras instalaciones consulares, y ayer el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó a la Cancillería interponer una demanda contra el gobierno estadunidenseFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de septiembre de 2017, p. 27

Moscú.

En respuesta al repentino y perentorio cierre del consulado general en San Francisco y de las oficinas comerciales en Washington y Nueva York, seguidas del allanamiento de un edificio que, de acuerdo con la práctica diplomática habitual, debería gozar de plena inmunidad, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, giró instrucciones para que la Cancillería local demande al gobierno de Estados Unidos.

Veremos qué tan efectivo es el cacareado sistema de justicia estadunidense, expresó Putin en conferencia de prensa desde la ciudad china de Xiamen, donde asistió a la cumbre anual de los Brics.

Para el titular del Kremlin, quien por el momento no quiso responder con el principio bíblico de ojo por ojo…, la administración de Donald Trump violó todas las normas del derecho internacional al privar a Rusia de la posibilidad de acceder a una propiedad que le pertenece, algo –añadió– inusual y sin precedente.

Putin, además, se reservó el derecho de aplicar plena reciprocidad y exigir que 155 personas sean despedidas de las representaciones diplomáticas de Estados Unidos en Rusia, por cuanto –dijo– Washington afectó a igual número de ciudadanos rusos que trabajaban en un organismo internacional –la misión rusa en la Organización de las Naciones Unidas– y no propiamente en Estados Unidos al no estar acreditados ante el Departamento de Estado.

Pero, por ahora, no vamos a exigir que retiren ese personal, anticipó Putin y subrayó que eso va a depender de cómo evolucionen las cosas en la (ya de por sí deteriorada) relación bilateral.

En otro orden, como muestra de debilidad interna –o acaso de confirmación de que tiene que aceptar los excesos del gobernante de Chechenia: el menor de los males, si dejara de supeditarse a Moscú–, el jefe de Estado ruso aprovechó la ocasión para extender la suerte de patente de corso que disfruta Ramzan Kadyrov, que ayer desafió al Kremlin al exigir que rompa con Myanmar por el genocidio de la minoría musulmana de ese país asiático.

Putin –que utilizando las reuniones paralelas a la cumbre del Brics, y a riesgo de estropear las negociaciones con el gobierno de Myanmar para vender nuevas partidas de armamento, condenó la violencia contra la población musulmana (ahí) y pidió a las autoridades (de ese país) tomar la situación bajo control– aseveró que no hay motivo para alarmarse por el descontento de Kadyrov.

Según él, cualquier gobernante de una entidad federal rusa puede expresar su opinión personal, aunque –en honor a la verdad– ningún otro se atreve a seguir el ejemplo de Kadyrov de inmiscuirse de forma tan grosera en una materia de la exclusiva incumbencia del presidente de Rusia, la formulación de la política exterior.

Al mismo tiempo, presionado desde Moscú, Kadyrov tuvo que dar marcha atrás en su beligerancia verbal y, desde las redes sociales, se mostró satisfecho con las palabras de Putin, su gran protector.