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Poemario de Fernando Rivera Calderón editado por Almadía

Llegamos tarde a todo, análisis poético y visceral de una crisis generacional

Relaciona al género con el humor y cuestiones más domésticas

 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de septiembre de 2017, p. 5

El análisis visceral de una crisis generacional, la intimidad entre un sujeto y sus electrodomésticos en medio de la soledad o epitafios vueltos chistes son algunos de los temas que se aborda en el poemario Llegamos tarde a todo (Almadía), segundo libro del escritor y músico Fernando Rivera Calderón (Ciudad de México, 1972).

Ya me advirtieron que este libro no va a ser aceptado por los sabios de la poesía, porque no soy un poeta serio. Vengo de la música y mis textos podrían ser considerados canciones. Quizá me pase como a la controversia de (Bob) Dylan cuando fue nombrado ganador del Nobel de Literatura (2016), señala el también creador del proyecto musical Monocordio en entrevista con La Jornada.

Abrazado a su inseparable mujer (una guitarra con peluca), continúa: Le tengo gran respeto a la poesía. Entré al periodismo con la idea de ser un gran escritor, un poeta. Además hago canciones desde hace varios años: poesía con música que conecta con lo masivo. Siento que tengo suficiente madurez para escribir así.

La publicación aborda en múltiples formas, desde lo visceral hasta el humor, la crisis generacional entre sus colegas y amigos al intentar emprender sus máximo logros personales, pero ya en una edad, un tiempo, en el que sentimos que llegamos después, que todo ya había sucedido.

Está compuesta en cuatro partes: Llegamos tarde a todo, Electrodomésticos, Haikus de un viejo payaso oriental y un homenaje a Juan Gabriel, quien recientemente cumplió su primer aniversario luctuoso.

Confabuló la obra hace un año, después de separarse de todos los medios de comunicación donde colaboró, hecho que lo llevó a tomar maletas y volar a la Patagonia, al fin del mundo, con su colega y amiga Marisol Gasé.

“Todas estas experiencias me hicieron regresar con mucha energía, felicidad y con tan poco dinero, que no me quedó más que escribir esto. Aquí concentro todos mis altibajos más recientes y algunas marcas del pasado después de irme –literalmente– a la chingada de todo”, ironiza entre carcajadas.

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Fernando Rivera Calderón y su inseparable guitarra, durante la entrevista con La JornadaFoto Guillermo Sologuren

Un poeta diferente

Actualmente, Rivera Calderón se considera un autor diferente al pensar que este género está más relacionado con el humor, con cuestiones más domésticas o quizá no es tan elevada como muchos autores nos lo hacen creer. Admiro a muchos poetas de las altas alcurnias, pero lo mío lo mío es el poeta de la calle, el de a pie.

Recuerda que algunos de sus textos fueron editados por el escritor Carlos Montemayor y don Fernando Marcos, la gran leyenda del periodismo deportivo. Entre sus principales influencias están Jaime Sabines, Efraín Huerta, Octavio Paz, Gabriel Zaid, Xavier Villaurrutia, Pablo Neruda, los sonetos de Shakespeare hasta el mismo Dios.

Su opera prima hubiera sido El laberinto de la sobriedad, en el que relataba las múltiples exploraciones en el mundo de las drogas. Sin embargo, durante un robo en su casa, fue sustraída la computadora en la que guardaba el texto junto con sus videos pornos.

De ahí derivó el Diccionario del caos (Taurus), colección de definiciones que oscilan entre el aforismo, el tuit, el verso y el ensayo breve sobre la vida y el hombre. Ambos ejemplares fueron ilustrados por el diseñador gráfico Alejandro Magallanes (Ciudad de México, 1971).

Actualmente prepara una novela futurístico-apocalíptica en la que abordará problemas contemporáneos en México. Éste saldrá con motivo de las elecciones presidenciales del siguiente año.

Soy consciente de que hago canciones, soy compositor. Pero antes intentaba hacer poesía. Ahora, no sé sí a la hora de componer poemas me salen canciones o viceversa. Sé que por esto me van a criticar, enfatiza.

Sin embargo, concreta: El poema es un canto. No me vengan que Dylan o (Leonard) Cohen no merecía el Nobel de Literatura. Ya me advirtieron que puedo ser fuertemente criticado, pero esto lo hago para salvar mi alma y regresar a ese yo de cuanto tenía 16 años, concreta.