El Partido Revolucionario Institucional (PRI) endureció el tono de su respuesta al dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya Cortés, al que definió como emperador de la corrupción, traidor, canalla y parricida, pues traicionó a su jefe político.

Después que en la tribuna el PAN amenazó con no votar la nueva mesa directiva de la Cámara de Diputados, si antes no se echa atrás el nombramiento del procurador Raúl Cervantes como el nuevo fiscal general, la senadora Yolanda de la Torre pidió a los panistas lavar su ropa sucia en casa, y enseguida entró a la guerra que días antes había declarado Anaya contra el gobierno y el tricolor.

Al fijar la postura de su partido respecto del quinto Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, la legisladora por Durango, y quien fue delegada de Desarrollo Social en Hidalgo de 2013 a 2015, exclamó:

“El enemigo del PAN está aquí –y señaló hacia su hígado–, a Ricardo Anaya le quiero decir, al rey de los moches, al emperador de la corrupción, al que no respeta siquiera a su familia, porque hasta a su suegro embarra en la corrupción, que es un traidor, un canalla que no quiere a México.

¿Por qué el partido de (Manuel) Gómez Morín pide, en los hechos, que no se investigue a su presidente? En el PRI no somos tapaderas de corruptos. Lo hemos demostrado. En el PRI no negociamos la justicia y no queremos arreglar las cosas en lo oscurito, porque Anaya es un parricida que traicionó a su propio jefe político. Va a traicionar al PAN y va a traicionar a México.

Los priístas explicaron que De la Torre se refería a la fractura de Anaya con el ex dirigente panista, Gustavo Madero Muñoz, al que había prometido hacerlo presidente de la Mesa Directiva de la cámara, pero después optó por dividir el cargo en dos periodos de seis meses, el primero para Javier Bolaños y el siguiente a Guadalupe Murguía.

Antes de iniciar su discurso, De la Torre saludó al nuevo presidente del Senado, Ernesto Cordero, para acentuar el diferendo panista y el pacto del PRI con el ala de Felipe Calderón.

El PAN, agregó, ha hecho del Congreso una asamblea de partido, de facciones, porque no han respetado ni a sus propios compañeros, ni a las mujeres. Las posturas hipócritas y misóginas los exhiben. Tratar de justificar la fractura interna del PAN por intereses personales demerita a la democracia.

Sostuvo que la doble moral panista no es un principio democrático, sino un mal estructural que caracteriza a la derecha mediocre, retrógrada, mezquina.

La legisladora también arremetió contra Morena: Tengamos cuidado con los saltos al vacío; cuidado con el mesiánico y su dedito encuestador. Si no, pregúntenle a Ricardo Monreal.