El colectivo Deportados Unidos en la Lucha realizó ayer una instalación reflexiva
Somos víctimas de los gobiernos de EU y de México
, señala Ana Laura López, quien vivió 16 años en Chicago
Adán Jácome, que residía en Las Vegas, también participó en la acción
Domingo 27 de agosto de 2017, p. 2
Las siluetas de dos cuerpos dibujados sobre cartulinas tendidas en la calle, cuyas líneas son resaltadas con estambre rojo y azul, que representan el mapa y el recorrido de las personas deportadas de Estados Unidos hacia México, fue la primera acción artística que se realizó en la Casa Refugio Citlaltépetl como parte de una nueva etapa de actividades orientadas a promover una cultura de paz y a reflexionar sobre los procesos migratorios internos y externos.
El colectivo Deportados Unidos por la Lucha, encabezado por Ana Laura López, junto con la Casa Refugio, que ahora es dirigida por Daniela Flores Serrano, se encargaron de realizar esa acción afuera de esa institución.
Dicha agrupación se fundó en diciembre del año pasado con el propósito de ofrecer apoyo a los repatriados, así como dar a conocer el lado humano de las personas, más allá de las estadísticas y los discursos sobre la migración, comentó López, quien fue deportada en 2016.
Una persona deportada es víctima de ambos gobiernos (Estados Unidos y México); uno, con su política antimigratoria, la cual ha sido implementada por el presidente Donald Trump, y otro, con supuestos programas de apoyo que no resuelven las dificultades reales cuando estamos de vuelta, incluso la soledad y la preocupación por los hijos que se quedaron del otro lado, explica López.
Ana Laura llevaba 16 años viviendo en Chicago como inmigrante sin papeles, cuando en menos de media hora fue detenida y puesta de regreso a México el pasado 30 septiembre de 2016.
Muchos años trabajé de cajera en una tienda. En ese tiempo tuve dos hijos, dos varones de 14 y 15 años. Ahí todas éramos mueres migrantes indocumentadas y empezamos a enfrentar diferentes situaciones, como discriminación, entonces comencé a involucrarme con instituciones que daban talleres sobre derecho laboral y enseñaban a los trabajadores a organizarse. Encabecé una campaña sindical que, debido a los ataques del empleador, no se pudo consolidar, y entonces me despidieron. Entablé una demanda y la gané. Sin embargo, por mi situación de indocumentada, tomé una de las decisiones más fuertes en mi vida. Dejé de trabajar y con mis ahorros me dediqué a la defensa de los derechos laborales y humanos; así empecé un voluntariado. Eso hacía antes de ser deportada.
Es importante destacar que la gran mayoría de indocumentados no son criminales, abunda. No tengo ni una infracción de tránsito. Mi único delito fue entrar a Estados Unidos sin papeles, en busca de una mejor calidad de vida. Estaba tratando de regularizar mi situación y me agarraron en el aeropuerto; en unos 25 minutos me sacaron del país, sin derecho a audiencia, pues con los años que llevaba tenía derecho a ver a un juez, y con un castigo de 20 años de no poder regresar
.
El colectivo Deportados Unidos en la Lucha se ha ido involucrando en distintos aspectos que surgen en el contexto de la migración. Uno de ellos es el artístico cultural, para que sirva como espacio de diálogo e información con las personas, sobre todo del lado humano y las vivencias reales de los deportados
, reiteró López.
En esta ocasión, Ana Laura y Adán Jacome, quien llevaba 16 años viviendo en La Vegas, Nevada, se recostaron sobre unas cartulinas en las que se marcaron su silueta, las cuales representan el mapa de su periplo.
En pequeñas tarjetas escribieron fragmentos de su recorrido, los motivos por los cuales migraron, las vicisitudes que experimentaron desde su salida de México, su estancia en Estados Unidos y su deportación, cómo en un momento todo se acabó; dejamos todo por lo que trabajamos y construimos como familia
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Además de la acción-instalación, ayer se realizó en la Casa Refugio Citlaltépetl una charla con el tema Experiencias migratorias en México y Estados Unidos, en la que participaron Ana Laura López, la socióloga Andrea Paula González Cornejo, el creador escénico Alfair Luna, integrante de la compañía Teatro Línea de Sombra, y Amarela Varela.