Derivado de la reforma electoral de 2014, la transición del Instituto Federal Electoral (IFE) al Instituto Nacional Electoral (INE) no ha sido fácil, pues están presentes varias dificultades, entre las cuales destaca la deficiente relación entre la autoridad central y las organismos públicos locales electorales (Oples).

Lo anterior se expuso durante el tercer día de trabajos del 28 Congreso Internacional de Estudios Electorales, en el que participaron expertos en la materia y el consejero Jaime Rivera Velázquez del INE.

Rivera aseguró que a pesar de esos retos, el proceso de 2018, en el que habrá elecciones presidenciales y 30 concurrentes el primer domingo de julio, estarán bien organizadas.

El consejero reconoció que las elecciones del 2018 no serán perfectas, pero aseguró que serán limpias, libres, confiables y auténticas.

La tercera jornada del congreso se realizó en la Unidad de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México. En la sesión se abordó primero el tema de los observadores electorales y luego el de las relaciones del INE con los organismos públicos locales electorales, que son los encargados de organizar los procesos comiciales en cada entidad federativa.

Varios expertos cuestionaron si el modelo electoral semicentralizado es verdaderamente el camino por donde debe transitar el país, pues no termina de convencer y aún enfrenta muchos problemas, incluso de organización y competencias.

En su intervención, el consejero Jaime Rivera señaló que el aumento de nuevas facultades otorgadas al INE ha sido factor esencial que explica el aumento de su presupuesto.

Señaló que dado que muchas de estas funciones correspondían a los Oples, podría pensarse que éstos tendrían menos presupuesto, pero eso no se ha observado. Incluso, dijo, con menos funciones, se ha incrementado 23 por ciento el dinero que reciben esos órganos.