n un artículo reciente hice una crítica al programa de los libros de texto gratuitos, uno de los temas que considero de la mayor importancia para la formación de los niños y jóvenes mexicanos, agradeciendo los amables comentarios que recibí de los lectores, cuyo interés me ha motivado para seguir escribiendo sobre otros temas que considero igualmente centrales para mejorar la educación y que no han sido siquiera mencionados en el documento promocional del nuevo modelo educativo
que el secretario de Educación pretende imponer.
En este artículo dedico la atención al cerebro, que es el órgano con el que aprendemos y construimos nuestros conocimientos, objeto de estudio e investigación durante las últimas décadas, con resultados sorprendentes y a la vez desconocidos para el sistema educativo mexicano, dando lugar a la imposibilidad de que nuestros estudiantes puedan mejorar sus niveles de desempeño en torno a las matemáticas, al interés por la ciencia y a la comprensión del lenguaje, elementos fundamentales para nuestro desarrollo intelectual.
¿Es el lenguaje una consecuencia natural de la inteligencia de la especie humana? ¿O se trata más bien del instrumento utilizado por el hombre que nos ha permitido desarrollar la inteligencia? Descubrimientos recientes demuestran la interrelación virtuosa ente el lenguaje y la inteligencia. Los seres humanos somos producto del proceso evolutivo descrito por Darwin, basado en el principio de la selección natural: Los organismos más capaces
son los que terminan sobreviviendo, la capacidad competitiva radica en el cerebro y de manera particular en la habilidad de este órgano para hacer estimaciones aritméticas, que permitan minimizar el consumo de energía y de los riesgos para obtener alimentos necesarios para la reproducción y la dispersión de cada especie.
Un ejemplo a lo largo de este proceso evolutivo son las aves de caza que desde hace más de 200 millones de años han sido capaces de interpretar imágenes en perspectiva para moverse en trayectorias que les permitiesen capturar a sus presas sin riesgo de estrellarse contra rocas o árboles, al resumir su vuelo con la presa en sus garras. No existe duda de que capacidades similares se desarrollaron entre los mamíferos y antropoides hasta llegar a los seres humanos, que heredamos esta capacidad. ¿Por qué razón entonces la mayor parte de los niños y jóvenes tiene problemas con las matemáticas en la escuela? La respuesta está en la forma en que las matemáticas son enseñadas, desconociendo los esquemas y mecanismos con los que el cerebro aprende y se desarrolla.
De la misma manera, los ejercicios de memorización utilizados en las escuelas, resultan absurdos cuando se toman en cuenta las enormes capacidades del cerebro para memorizar aún antes de los cinco años los vocabularios con cientos de palabras, alojados en su memoria y entrelazados con imágenes y explicaciones para constituirse en conocimiento, a partir de lo que ellos han visto y escuchado de sus padres, tíos, hermanos y en los lugares donde han estado, observando lo que sucede en su entorno.
Pensamos que algunos animales poseen una memoria superior a la de los seres humanos, lo cual es falso, los perros sólo pueden recordar a sus amos, cuando lo vuelven a ver, a oír o a oler, su memoria se limita al presente, a diferencia de los seres humanos, para los que la memoria se extiende al pasado gracias al lenguaje, permitiéndonos también imaginar el futuro y haciéndonos conscientes de nuestra propia existencia. El estudio del cerebro y de las emociones en él generadas, resulta fundamental para que los maestros puedan entender y anticipar las conductas de sus estudiantes y mejorar significativamente su desempeño escolar; comprendiendo que no existen estudiantes flojos ni tontos, excepto en el caso de accidentes o de enfermedades congénitas; las actitudes y conductas de nuestros estudiantes reflejan la existencia de otros factores y de situaciones internas que debemos comprender para ayudarles a superar sus problemas de aprendizaje.
Resulta igualmente importante saber que nuestros estudiantes aprenden no sólo con el cerebro, sino, con sus órganos de percepción y con todo su cuerpo; por ello las manualidades y la experimentación resultan indispensables para asegurar una formación completa; la educación de los niños pequeños en los jardines escolares y primeros años de la primaria observando la naturaleza y formando parte de ella, constituyendo las bases para la comprensión posterior de las ciencias naturales a las que hoy se da escasa importancia en el sistema educativo mexicano. Cuando me invitan a dar conferencias en torno a la educación, suelo preguntar a la audiencia formada por maestros ¿Por dónde sale el sol? la respuesta es siempre la misma. ¡Por el este! Cuando ello sólo es cierto en los equinoccios de primavera y de otoño; pronto se dan cuenta de que sus repuestas parecen las de cotorros que aprendieron a decir palabras cuyo significado desconocen. Ello es el resultado de una formación deficiente y de programas de estudio establecidos por las autoridades educativas, carentes de conocimientos, o peor aún, que hablan de modernización y de educación de calidad, como si se tratara de una ropa de marca, mientras buscan como preparar estudiantes incapaces de pensar en forma crítica y listos para realizar tareas robóticas para las empresas extranjeras, convencidos de que ello es o que el país necesita.
El estudio de los procesos que realiza el cerebro humano relacionados con el aprendizaje, constituyen hoy un tema tan amplio como importante; espero en este breve artículo haber despertado el interés de los lectores por este tema del cual estoy convencido, que habrá de formar parte de los conocimientos de los futuros maestros y padres de familia, invitándoles a una tele-conferencia que habré de presentar por conducto de YouTube el próximo 28 de agosto a las 18 horas (hora del centro). Para quienes les interese participar en esta conferencia, les pido se registren, utilizando la liga de Internet http://www.subscribepage.com/l6h7w9, otros temas que hoy constituyen asignturas pendientes para la educación mexicana serán abordados en artículos próximos.
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