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Pide no criticar a connacionales que compitieron en Londres

Lupita González es recibida en el aeropuerto como la reina que es

Tenemos que aprender de las chinas a trabajar en equipo, asegura

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La deportista fue rodeada por su familia, así como por reporteros y elementos de la Semar en la base aeronaval. El mariachi de la dependencia le dedicó México lindo y querido y Viva MéxicoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 15 de agosto de 2017, p. a35

María Guadalupe González, subcampeona mundial y olímpica de marcha en Londres, fue recibida como una reina y entró como tal al hangar de la base aeronaval donde los mariachis de la Secretaría de Marina (Semar) cantaron México lindo y querido y Viva México.

Lupita, como la conocen, descendió de una camioneta blanca que la esperó en el aeropuerto. Sus padres la recibieron y entre ovaciones fue escoltada por elementos de la naval y una enorme fila de reporteros gráficos y camarógrafos al hangar 15 de la Marina.

Portando la medalla de plata, la teniente de corbeta de las fuerzas armadas apenas sonreía a las cámaras por el cansancio, que le demandó la prueba de 20 kilómetros en la capital inglesa el domingo, para luego tomar el vuelo de retorno a Ciudad de México.

Directa y franca, la mexiquense sabe que las medallas de oro que se le han negado en Río de Janeiro y Londres fueron en competencias similares, al enfrentar a las chinas, que la han dejado con la plata por dos y un segundo de diferencia. Sólo es cuestión de trabajar esos últimos metros para colgarse el metal que se le ha ido.

Sin rodeos explica en la conferencia de prensa: Yo creo que falta más trabajo; soy consciente de que se pueden hacer mejores cosas. Hemos estado muy cerca, a uno y dos segundos del oro, pero hay que analizarlo, procesarlo y trabajarlo.

Encomió el trabajo en equipo que hacen las chinas: “Es algo que tenemos que aprender, porque México tiene potencial; lo veo con las juveniles de 10 kilómetros que pasan a los 20. Yo llegué directamente (tiene tres años con resultados increíbles) y cuando pasa esa transición no sé qué ocurre.

Tengo confianza en que se puede hacer un equipo femenil para estar en copas del mundo, mundiales y juegos olímpicos, señaló la licenciada en informática económica administrativa que representa al estado de México.

El rostro se le iluminó cuando manifestó que se sentía muy feliz de ser la segunda mujer del atletismo nacional que está en el podio, luego de Ana Guevara y después de más de una década, así como la primera marchista en obtener una presea mundial.

La campeona de la Copa del Mundo en Roma 2016 aseguró que no cambiará de entrenador y seguirá con Esteban Santos, quien no se separó de ella durante la rueda de prensa.

A pesar de que es un entrenador novato tiene muchos años de trabajar con Pedro Aroche, Juan Hernández, Germán Sánchez y Bernardo Segura, cuando era marchista, por lo que planean continuar hasta Tokio con el ciclo en juegos centroamericanos y panamericanos.

De los apoyos ni se preocupan, pues cuentan con los de las autoridades deportivas y de la Semar, que le dan todo para su preparación.

Pidió no hacer críticas para quienes compitieron en Londres y que se valore lo que hicieron: Hay un hombre como el saltador (Édgar Rivera), que es cuarto (lugar), así como otros. En Tokio 2020 podemos cosechar varias medallas para México, aseveró la andarina.

Los González Romero estaban que no cabían de orgullo de ver a la joya de la familia.

Su madre, María, intentaba apuradamente emitir palabras por la parálisis que padece en las cuerdas vocales y con trabajo decía que sentía emoción bonita de ver a su hija triunfadora cada vez que regresa de las competencias.

Que Lupita sea la primera deportista homenajeada en una base aeronaval también pone contento a su padre, Enrique González, un jubilado del municipio de Tlalnepantla. Todos mis hijos, los cuatro, son profesionistas, y Lupita es la satisfacción más grande que tenemos, asegura con orgullo.

Está decidida a ganar el oro y tengo la esperanza de que pueda hacerlo, refirió su progenitor.

Leticia, su hermana gemela, confiesa que sufre como Lupita y se enoja cuando no gana. “Ella llora de coraje, no de felicidad, y cuando va con el ceño fruncido es del esfuerzo tan grande que hace.

Todos vimos en casa la competencia y fue como en juegos olímpicos: un trauma porque no ganó el oro, confiesa Leticia, quien define a Lupita como una mujer luchadora y triunfadora.