La autora presentó en México Los judíos y las palabras, hecho al alimón con Amos Oz, su padre
Nuestra técnica para subsistir es la paternidad textual: a los hijos se les enseña a leer, a hablar y a argumentar a muy temprana edad, señala
Para la también maestra y activista por más de 40 años, en la creación de paz, la oralidad es más efectiva que la violencia
los extremistas, tanto judíos como árabes y palestinos, a usar más las palabras y menos las bombasFoto Cristina Rodríguez
Lunes 14 de agosto de 2017, p. 6
Las palabras son más efectivas que la violencia en la creación de paz y de una sociedad en la que se pueda vivir. Habla Fania Oz-Salzberger, catedrática, ensayista, escritora y activista israelí, autora –junto con su padre, el novelista Amos Oz– del libro Los judíos y las palabras, cuya presentación es uno de los platos fuertes de la primera Feria Internacional del Libro Judío.
Fania Oz-Salzberger nació en el kibuts de Hulda, en 1960, y es la hija mayor de Amos Oz, premio Príncipe de Asturias de las Letras, cuya obra ha sido traducida a más de 40 idiomas y lo ha convertido en candidato, numerosas ocasiones, al Premio Nobel de Literatura. A 20 dedos, padre e hija construyeron esta historia de los judíos basándose en la premisa de que la continuidad de esa historia no se da por la línea de sangre, sino por la palabra, oral y escrita, transmitida de padres a hijos.
Para los amantes de los libros
Jueves por la mañana. En la Ciudad de México llueve y en una de sus librerías, la Rosario Castellanos, se dio esta plática.
–¿Cómo leer Los judíos y las palabras de este lado del océano?
–Por favor, léanlo despacio, no creo en la lectura rápida. Este libro es como un licor: hay que tomar pequeños sorbos. Es un libro que se supone es para hacer que la gente se fascine y sea feliz acerca de la cultura judía, aun si no son judíos, porque no es realmente acerca de los judíos, sino de los lectores, de los amantes de libros.
–¿En qué momento se dieron cuenta de que esta continuidad a través de la historia la daba la palabra y no la sangre?
–Cuando comencé a leer libros, tenía tres años, y mi padre y mi madre me contaban historias acerca de ser judío. Al principio no entendía nada; después me di cuenta, cuando crecí, de que pertenecía a un grupo de personas que flotaba en las olas de la historia, no por las armas y las espadas, sino por los libros y conversaciones orales. Esa fue la técnica de sobrevivencia de los judíos, y esta técnica es la de la paternidad textual; es decir, enseñan a leer a sus hijos muy temprano en la vida. Si eres un padre textual y enseñas a tus hijos no sólo a leer, sino también a hablar y argumentar, y a estar en desacuerdo con las ideas, entonces para mí eres un judío.
–Por lo general conocemos sólo partes de la historia de los judíos por el Holocausto o por el conflicto en Medio Oriente, pero ¿qué es ser judío?
–Tienes razón. Por lo general las personas en otras partes del mundo conocen a los judíos por muchos temas: por la Biblia hebrea, que también es el libro santo de los cristianos y los musulmanes, Abraham, Sarah, Moisés, eso por un lado; por el otro se conoce a los judíos por la historia del Holocausto, Israel y el problema en Medio Oriente, el conflicto israelí-palestino; pero este libro te dice que la historia es mucho más interesante, porque no es solamente un libro político, sino que también es una historia intelectual, y es acerca de una sociedad que floreció gracias a los textos escritos, lo cual es bueno para las mujeres, para los pobres, porque no tienen que ser ricos para tener un libro; también es bueno para la gente moderna que quiere que sus hijos recuerden las cosas en el siglo XXI.
Así que mucho después de que se resuelva el conflicto con los palestinos, mucho después de que Medio Oriente tome una nueva forma, la línea de continuidad de los judíos permanecerá: la diferencia es que en la modernidad esta línea está abierta a otras personas que quieran unirse al club.
–En el título, palabra
no se refiere sólo a la escritura, sino a la tradición oral.
–Esta es una pregunta muy interesante aquí en México, porque las culturas ancestrales aquí tenían una magnífica historia oral; sé que algunos de ellos también tenían escritura, o algún tipo de escritura, pero la gran tragedia de los mayas, los aztecas y las civilizaciones anteriores a ellos es todo lo que se perdió, todo lo que no sabemos y no recordamos.
“Los judíos, los hebreos, florecieron más o menos al mismo tiempo que las civilizaciones más antiguas de aquí, pero los judíos desarrollaron la escritura de su memoria muy temprano, así que fue siempre un conjunto de narración oral, leyes, argumentación y escritura. El Talmud fue poner en papel todas esas conversaciones, todas esas leyes, toda esa memoria para que no se perdiera; así que los judíos, por sus mismas tragedias, tuvieron el buen hábito de usar la escritura como su principal medio de supervivencia: escribir y leer.
Cuando tienes que huir de un pueblo en llamas, de la persecución, de los nazis, cuando huyes y eres judío, tienes sólo dos brazos, en uno cargas la Torah y en el otro a tu hijo. El libro y el niño representan esa promesa de que la memoria continuará, que la historia no nos olvidará.
–¿Esta importancia que dan a la palabra ha provocado que los judíos se abran o cierren al mundo? Esta característica de la importancia de la palabra, ¿qué ha provocado para los judíos, abrirse o cerrarse al mundo?
–Esa es una muy buena pregunta y no siempre pasa. El poder de las palabras es que son buenas o malas: podemos usarlas de forma maravillosa, pero si me peleo con mi hermana, las puedo emplear de forma horrible; así que las palabras tienen el poder de las armas o del amor. Son dos poderes diferentes. En el caso de los judíos, en una parte de nuestra historia, fueron usadas para crear una cultura que no se permitía tener contacto con el resto del mundo. Ahora se las arregla para entrar en los bastiones de los ortodoxos; ahora nuestras palabras están abiertas al mundo.
–Las palabras significan diálogo. ¿Cómo construirlo en el conflicto con los palestinos?
–Me alegra esta pregunta porque no sólo soy historiadora, ensayista, escritora, maestra y madre judía, también soy activista política en Israel, y lo he sido durante muchos años, unos 40, en favor de los movimientos de paz, de los derechos humanos y la parte de los políticos liberales de izquierda que quieren una buena paz con los palestinos y una democracia fuerte en Israel.
“Lo que pienso de los judíos: algunas personas en Israel creen que el país puede ser judío o democrático; no lo creo así. Creo que incluso la democracia tiene elementos judíos, y que ser judío y democrático es completamente armónico, o casi; así que para mí, si no es una democracia, no es mi hogar. Me alegra ser parte de un país que tiene una cultura judía, pero la democracia va primero.
En cuanto a los palestinos, no puedo contar su historia en su lugar. La forma en la que escribí este libro con mi padre es lo que los intelectuales palestinos deben hacer para aproximarse a su propia historia. También creo que las palabras son más efectivas que la violencia en la creación de paz y de una sociedad en la que se puede vivir. Así que hago un llamado a los extremistas, tanto judíos como árabes y palestinos, a usar más las palabras y menos las bombas.