Sociedad y Justicia
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Tienen ingresos y oportunidades menores que el resto del país

Jóvenes rurales, en nivel de desarrollo más bajo que el promedio nacional
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de agosto de 2017, p. 35

La mayor parte de los 14 millones de jóvenes que viven en el campo no cuentan con ingreso o actividades productivas constantes: en general, esta población sufre grandes condiciones de marginación y falta de oportunidades en relación con el resto del país, sostuvo Jorge Romero, representante para México y América Central de Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.

En 2014, refirió, 53.3 por ciento de jóvenes mexicanos (17.5 millones) tenían ingresos inferiores a la línea de bienestar –el costo de la canasta alimentaria y de los servicios básicos– y casi la mitad, 47.1 por ciento, vivían en condiciones de pobreza, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

Pero cuando se habla de los jóvenes del campo, el panorama es más grave, ya que si en general no tienen ingresos ni opciones productivas, al cerrar la brecha resulta que están en un nivel de desarrollo más bajo que el promedio nacional, señaló en entrevista. Rimisp plantea una agenda de investigación para entender los problemas que enfrenta este sector, las brechas de política pública y los elementos necesarios para, por lo menos, a mediano plazo generar mejores condiciones, explicó.

Según un informe que se presentará en septiembre –el cual detalla el panorama de la juventud rural en Colombia, Ecuador, Perú, El Salvador, Guatemala y México y evalúa los problemas comunes y las condiciones que generan más marginación– la falta de oportunidades en educación son trampas de pobreza para los jóvenes rurales. Se ha observado en México y Guatemala que la migración es una salida forzada y hay problemas adicionales, particularmente la violencia, que refuerzan estas tendencias y dinámicas.

Apuntó que claramente hay algo que no ha funcionado en la política pública en los pasados 20 años, ya que sigue habiendo una proporción similar de la población en condiciones de pobreza y un poco menor en pobreza extrema. Pero, desde que podemos medir las brechas de atención y las carencias sociales no ha habido grandes cambios. Hay menos insuficiencia del acceso a servicios de salud en general, pero a detalle se observa más desatención en el campo, agregó.

Añadió que la proporción de jóvenes con acceso a empleo formal es mucho menor en el campo que en las ciudades y aún mucho más baja en comunidades de menos de 2 mil 500 habitantes que en las intermedias, de menos de 15 mil habitantes. La perspectiva de integración de los jóvenes rurales y de las personas en el campo mexicano a servicios de salud es magra; el Seguro Popular ha generado condiciones para una afiliación de papel. Quienes cuentan con esta afiliación –alrededor de 10 por ciento– viven en comunidades muy marginadas, a más de 90 minutos de alguna ciudad intermedia, ni siquiera cerca de una gran urbe, lo cual quiere decir que difícilmente tienen condiciones de acceso a clínicas u hospitales.

Con programas de transferencias condicionadas como Progresa (ahora Prospera), desde hace 20 años se ha destinado a los jóvenes muchos recursos públicos, pero no se ha complementado con gasto en infraestructura ni con opciones productivas para la población en condiciones de marginación, dijo.