Elba Esther Gordillo Morales, ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, fue trasladada del hospital María José Roma al Ángeles del Pedregal la noche del sábado para que le practicaran una angioresonancia de vasos supraórtidos, del cuello e intracraneales.

El viernes anterior la maestra sufrió un prolongado desmayo en el cuarto de hospital en que ha estado detenida, bajo vigilancia policiaca. Médicos del sanatorio y su especialista tratante intervinieron de inmediato, por lo que recuperó la conciencia.

En un comunicado, su abogado, Marco Antonio del Toro, dijo que fue necesario practicarle estudios para descartar o corroborar que el síncope padecido no derivara en una isquemia cerebral, debido al antecedente de dos aneurismas que presenta Gordillo Morales.

La mayoría de los estudios se llevaron a cabo en el hospital María José Roma; sin embargo, fue necesario llevarla al Ángeles, debido a que en el sanatorio en que se encuentra no se dispone del equipo necesario para los estudios.

El sábado por la noche fue posible trasladarla bajo vigilancia policiaca y por la noche la regresaron al nosocomio.

Marco del Toro señaló que el magistrado del primer tribunal unitario, Miguel Ángel Aguilar López, ha incurrido en violaciones sistemáticas al negar a Gordillo la prisión domiciliaria.

Pese a haber obtenido sentencias favorables en dos juicios de amparo, por una parte, han prolognado su estancia en un hospital (con las implicaciones que ello conlleva), pese que especialistas de los sectores público y privado coinciden en que la paciente debe atenderse en su domicilio. Por otra, le han generado una carga de estrés inhumana e intolerable y han puesto en riesgo su salud y vida.

Insistió en que las violaciones derivan al decir que la ex lideresa no cuenta con un dictamen médico de embarazo. Tal razonamiento no sólo rebasa lo absurdo, sino pone de manifiesto la mala fe del magistrado, quien se supone tiene el papel de velar por las garantías fundamentales de los ciudadanos.

El defensor agregó que en una reciente sentencia de amparo se dieron tres días a dicho magistrado para acatarla, pero dictó una propuesta en la que se negó a conceder la prisión preventiva domiciliaria.

Su permanencia en un hospital por un tiempo tan prolongado (más de cuatro años) la expone a enfermedades nosocomiales (que podrían ser fatales dada su condición monorenal, al haber donado un riñón años atrás). De igual forma, permanecer 24 horas en un cuarto hospitalario somete a la paciente a un estrés descomunal, lo que en nada contribuye a sus variables de presión arterial (las cuales, a su vez, pueden causar un problema fatal en los aneurismas cerebrales que padece).