la luz del fiasco ético y político de la transición democrática
, Vicente Fox, el alguna vez presidente de México, ignorante, bobo y atrabancado como ninguno antes que él, es cada día menos el personaje que inició la alternancia
en el poder nacional y más el protector de causas vergonzosas. Dicho no sólo por su repugnante papel en la crisis venezolana como palero de la OEA, la CIA y la subordinada cancillería mexicana, sino en referencia a la que ya resulta una conducta recurrente, suya y de su consorte, Marta Sahagún, como amigos y encubridores de pervertidos dentro de la Iglesia católica, cuyas fechorías no dejan de salir a la luz. Por no mencionar otros protegidos como sus hijastros de apellido Sahagún, quienes se enriquecieron con base en fraudes y privilegios, y que expuestos públicamente resultaron beneficiarios de la impunidad inherente a nuestro sistema político a prueba de Ayotzinapas, casas blancas y socavones.
Vicente Fox era ya presidente de la República cuando finalmente reventó el monumental absceso que representaba para el Vaticano y para México el cuasi santo Marcial Maciel, pariente, paisano, confesor y protegido de la primera dama. La señora Martha no estaba menos ligada a Maciel y sus Legionarios de Cristo que figuras de los gobiernos priístas anteriores (Salinas de Gortari y Zedillo) y funcionarios del actual, así como sus millonarios de cabecera (las familias Servitje, Azcárraga y Slim, el español Emilio Botín). Todos pupilos, socios o patrocinadores de los Legionarios y de Maciel. Mas pocos ocuparon responsabilidades en dicha orden religiosa como lo hizo Sahagún, su tesorera en Guanajuato y maestra en alguna de sus escuelas antes de encabezar y animar patronatos de millonarios en favor del reverenciado pederasta de Cotija, Michoacán.
Aunque el escándalo de las Casitas del Sur (de donde desaparecían
huérfanos y se practicaban actos de pedofilia, explotación sexual y favores
para la adopción) se conoció durante el calderonato, los delitos contra menores ya eran cometidos y denunciados durante el gobierno foxista en albergues a cargo de la Iglesia cristiana restaurada. Cuando en julio de 2014 se divulgó el escándalo de los albergues regenteados por otra cuasi santa, Rosa del Carmen Verduzco, Mamá Rosa, la pareja ex presidencial saltó en defensa de La Gran Familia, residencia donde se documentaron abandono, malos tratos, violaciones sexuales y tráfico de menores. La señora Marta encontraba en Mamá Rosa un ser lleno de servicio, de compasión y de amor
. Fox, con su conocida lenguota, replicó así a la insalubridad del sitio exhibida en los medios: Puede que sí haya tenido un problema de ratas, en San Cristóbal (su rancho millonario) siempre me topo con una, de las de cuatro patas, aclaro
y tuiteó saludos cariñosos a Mamá Rosa mientras era acusada del secuestro de cerca de 500 menores en la ciudad de Zamora. Quizás un refugio de origen virtuoso, no se podía negar su evolución a infierno y pocilga.
Ahora tenemos la Ciudad de los Niños en Salamanca, Guanajuato, entidad que gobernó Fox antes de ser presidente, además de sus locales en Moroleón y Tarímbaro, Michoacán. La institución y su fundador, el religioso Pedro Gutiérrez Farías, Papi, son acusados, como se ha reportado en estas páginas, de “abusos sexuales, maltrato físico y sicológico, tráfico de menores con fines de adopción y venta o ‘regalo’ de bebés a políticos y funcionarios” (Sanjuana Martínez, 23 de julio). Papi es otro protegido de Fox.
Que el protector de violadores y traficantes de niños tenga cuatro hijos adoptivos no tendría por qué significar nada reprochable. Sólo implica que él mismo recurrió en el pasado a los servicios de hogares como éstos. Y su actual esposa, quien ayudó a elevar la filantropía a política pública en vez del papel social del Estado que desmantelaron las contrarreformas neoliberales, siempre estuvo ligada a beneficencias, colectas, fundaciones y la veneración de religiosos con tendencias a la pedofilia y el abuso de huérfanos pobres, aberraciones que abundan en este país donde la descomposición familiar se salió de madre. Existe aquí un patrón recurrente condimentado con oscuras paternidades, secretos de confesión y de familia, de interés sicoanalítico.
La tendencia de Fox a rebuznar en cuanto le acercan un micrófono sería lo de menos si no viniera acompañada por acciones (antes de Estado, hoy personales
) desestabilizadoras y antipopulares, como ahora que anda de tonto útil contra Venezuela, país mucho más soberano que el que el protector nos dejó.