Cumplen mandato judicial de exhumar los restos del pintor que yacen en museo de Figueres
María Pilar Abel, nacida en Girona en 1956, asegura ser hija del padre del surrealismo
De confirmarse ese vínculo filial, se alteraría la propiedad del valioso legado del artista catalán
La respuesta se conocerá el 18 de septiembre, cuando se difundan los resultados
Viernes 21 de julio de 2017, p. 3
Madrid.
Los restos mortales de Salvador Dalí (1904-1989), embalsamados con formol y enterrados debajo de una losa de granito de más de tonelada y media, fueron finalmente exhumados la madrugada de ayer.
La finalidad de los peritos judiciales y forenses que ejecutaron la orden judicial es encontrar algún molar, un hueso largo como el fémur o la tibia y alguna uña que permita practicar la prueba de ADN que solicita presunta hija del pintor, María Pilar Abel, ciudadana nacida en la misma localidad de la provincia de Girona en 1956, quien asegura que su nacimiento fue fruto de un idilio de su madre con el excéntrico artista, padre del surrealismo y uno de los personajes más polémicos de su época.
Después de una jornada atípica en el Museo Salvador Dalí de la localidad catalana de Figueres, donde centenares de curiosos y de medios de comunicación aguardaban, alrededor de las 7:15 de la tarde –45 minutos antes de la hora habitual de cierre–, los responsables de la pinacoteca ordenaron a los visitantes desalojar el lugar.
Querían dejar el recinto herméticamente sellado, a salvo de las miradas curiosas, de las cámaras indiscretas y los tumultos por tan inédita situación en la Fundación Gala-Dalí y en el propio museo desde que se admitió a trámite la petición de la supuesta hija de Dalí, mujer que se dedica a la quiromancia y afirma que tanto su madre como su abuela le aseguraron que su progenitor era el pintor.
Una vez desalojado el recinto, de manera paulatina entraron los albañiles y la maquinaria utilizada para mover la pesada mole de granito para llegar hasta la tumba donde permanece embalsamado el cadáver del pintor español.
Trabajos con discreción
Alrededor de las 8:05 de la noche, ya con la zona acordonada por la policía y las ventanales cerrados, ingresaron un secretario judicial, un técnico en medicina legal y dos forenses que dirigen la exhumación.
Asimismo, se prohibió cualquier dispositivo para grabar y se instaló una carpa de plástico sobre la tumba para que los trabajos de recuperación de esos restos mortales fueran todavía más discretos.
El objetivo de los forenses es, primero, llegar a la tumba y después, una vez abierta, constatar el estado de conservación de los restos. Precisamente en este punto hay muchas dudas, pues se asegura que Dalí, tras morir en 1989 convertido en figura de renombre internacional, fue embalsamado por un grupo integrado por los mejores profesionales del país, los que habrían utilizado abundantes dosis de formol, lo que podría provocar la rápida descomposición del cadáver hasta volverlo inservible para practicar la prueba de ADN.
En cualquier caso, los forenses buscarán las partes del cadáver que sean más útiles y con más garantías para esa prueba de paternidad: un hueso largo, como el fémur o la tibia, o ambos; un molar o varios, y alguna uña, que son además los más resistentes a la descomposición tras la muerte.
La finalidad de la supuesta hija de Dalí, María Pilar Abel, es demostrar si es descendiente del genial artista, lo que, de confirmarse, supondría no sólo la respuesta a la interrogante que ha acompañado gran parte de su vida a esta mujer, sino también alteraría la propiedad del valioso legado que dejó el pintor y que desde su muerte administra la Fundación Gala-Dalí y el Estado español.
Se calcula que el patrimonio podría ascender a 300 millones de euros y, en caso de que María Pilar Abel sea su hija, le correspondería por ley un mínimo de 25 por ciento de todas sus propiedades y valores.
La respuesta se conocerá el 18 de septiembre, cuando se difundan los resultados de la exhumación y la posterior prueba de ADN que ayer se inició con la recuperación de los restos mortales de Dalí.
La supuesta hija de Dalí decidió ausentarse del pueblo durante la exhumación y aseguró que no está nerviosa, sino contenta y positiva para que de una vez se sepa la verdad. Soy española y tengo derecho a tener mi identidad
, así que “lucharé por mí, por mi madre y por él –por Salvador Dalí–”, dijo.