Hamburgo.

Entre el Bienvenido al infierno hecho realidad por los miles de manifestantes en las calles de Hamburgo y las notas de la Novena sinfonía de Beethoven en la Filarmónica del Elba, pueden tejerse todo tipo de interpretaciones en esta edición de la cumbre de líderes del G20.

Porque esta importante ciudad portuaria tiene en sus calles a más de 20 mil policías para contener la iracundia y rabia, sobre todo contra Donald Trump. Se han producido fuertes enfrentamientos con saldo de más de 200 heridos y alrededor de 60 detenidos, hay destrozos en comercios y automóviles incendiados.

El centro y las avenidas en un radio de varios kilómetros en torno al Hamburg Messe, donde sesionan los jefes de Estado de las economías más importantes del mundo y otros países convocados, están bloqueados por fuertes piquetes de policía. Patrullas, carros antimotines, uniformados fuertemente pertrechados, medidas de seguridad extrema para acceder y hasta salir del centro de convenciones son casi lo único que puede llevarse como recuerdo casi cualquier convidado a este cónclave.

Y como telón, es constante el ulular de patrullas y el ruido de helicópteros en permanente sobrevuelo.

Al mismo tiempo, y como si se tratara de un mensaje, pero éste desde los poderosos mandatarios ante la disonancia que representa el discurso de Donald Trump, sobre todo en materia de libre comercio y contra el cambio climático, ayer la canciller alemana y anfitriona del encuentro, Angela Merkel, regaló una función de gala con la sinfonía Coral.

La belleza de la obra y su conocimiento es absoluto en todo el mundo (tiene registro en la Memoria del Mundo por la Unesco). Pero aquí podría haber una clave para su elección en esta cita, pues es desde 1972 el himno de la Unión Europea.

Merkel les dijo por la mañana en la sesión abierta a los mandatarios convocados: “el desafío es grande, el tiempo apremia y a menudo sólo logramos soluciones si tenemos voluntad de transacción, si queremos acercar posturas sin forzar demasiado las cosas’’.

Así, en esta inédita ocasión donde los acuerdos previos del G20 se encuentran en encrucijada en temas como la libertad comercial o el cambio climático, Merkel se prodiga en diálogos y encuentros y busca los equilibrios para mantener la nave con el rumbo previamente trazado: flujos abiertos para el comercio.

Así, ésta promete ser una cumbre inolvidable en más de un sentido. Por lo pronto, ayer Melania Trump, según Der Spiegel, no pudo salir por la mañana de su hotel debido al asedio de los manifestantes, aunque sí participó más tarde en los actos organizados para los líderes y sus cónyuges.

Y sin una confirmación oficial sobre el punto, al parecer algo similar ocurrió con la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera, pues no asistió a la función en la Elphi.

El presidente Peña Nieto participará en el último día de los trabajos de la cumbre, tendrá varias reuniones bilaterales y se estima que emprenderá hoy el vuelo de regreso a México alrededor de las 18:30 tiempo local.