Mi obra es una larga meditación de la muerte, dijo alguna vez el Gato Macho
único y múltiple
El enfant terrible y rupturista forjó un universo de deformes y desdichados
Múltiples son los premios y reconocimientos otorgados al artista, así como las exposiciones que montó en el mundo
El Museo del Palacio de Bellas Arte le rindió homenaje con una retrospectiva en 2008
Martes 4 de julio de 2017, p. 4
El enfant terrible, el rupturista, el harto, el narcisista, el Gato Macho, el artista mediático, creador de un mundo de deformes y desdichados
, famoso por la frase la cortina del nopal
y haber bautizado a la Zona Rosa
, el artista José Luis Cuevas (Ciudad de México, 26 de febrero de 1934) murió ayer, confirmó a La Jornada María Cristina García Cepeda, titular de la Secretaría de Cultura del gobierno federal.
La sombra de la muerte no era algo nuevo para el dibujante, grabador, escultor, pintor, ilustrador y escritor. En 1973 una enfermedad del corazón lo obligó a permanecer en reposo durante un par de meses. De allí surgió el libro Confesiones de José Luis Cuevas, de Alaíde Foppa, cuyo primer capítulo, Enfermedad y muerte, se inicia así: José Luis Cuevas dice que se va a morir; y no se sabe si lo dice de veras, o si está actuando su personaje; o si está actuando y luego se cree la actuación
.
A la periodista guatemalteca el artista le confió: Siempre he estado aterrado por la muerte. Ya lo sabes, mi obra es una larga meditación sobre la muerte. A los 11 años enfermé del corazón a consecuencia de unas fiebres reumáticas; y por eso es tan grave lo que estoy pasando: revivo la enfermedad de niño que me tuvo un año en cama
.
Sin embargo, se repuso el nacido en los altos de la fábrica de lápices y papeles El lápiz del águila, administrada por su abuelo paterno, y quien en 1944-46 ingresó como alumno irregular a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda.
Asesorado por Lola Cueto, en el Mexico City College, realizó sus primeros grabados. En 1948 montó su primera exposición en el Seminario Axiológico. Su hermano Alberto, médico siquiatra, lo llevó cuatro años después al manicomio de La Castañeda, en la que tuvo como modelo a enfermos mentales. Expuso de nuevo en 1953, ahora en la Galería Prisse.
En la internacionalización de Cuevas jugó un papel protagónico el abogado y crítico de arte cubano José Gómez Sicre, arraigado en Estados Unidos, quien en 1954 lo invitó a exponer en la Unión Panamericana, en Washington, DC. Tres años después viajó a Filadelfia para ilustrar a Franz Kafka por encargo de la Editorial Falcon Press. El libro se tituló El mundo de Kafka y Cuevas.
Siguieron exposiciones en La Habana, Caracas, Lima, Buenos Aires, Nueva York, Italia, San Luis, Misuri, y en 1959 ganó el primer Premio Internacional de Dibujo de la Bienal de Sao Paulo. En la Zona Rosa (en una entrevista, Cuevas había dicho sobre su muestra en la Galería Proteo: Expongo temas de la zona roja en esta zona rosa
) dibujó un Mural efímero en el que se mofaba de los afanes continuistas del muralismo
.
Tras autoexiliarse tres años en Francia, regresó a México y en 1981 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes. En 1992 se inauguró el museo que lleva su nombre en la casona conventual de Santa Inés, ubicada en Academia 13, Centro Histórico, cuyo patio es dominado por La Giganta, escultura monumental en bronce de ocho metros de altura. El recinto, que alberga la colección de arte que su primera esposa Bertha Riestra y él reunieron durante más de 30 años, se ha dedicado a promover el arte mexicano y latinoamericano, en particular.
La primera directora del museo fue Bertha Riestra, fallecida en 2000. Un lustro después asumió la dirección su segunda esposa, y ahora viuda, Beatriz del Carmen Bazán.
Constantes son los premios y reconocimientos otorgados a Cuevas, también las exposiciones en el mundo. El Museo del Palacio de Bellas Artes le rindió homenaje con una gran retrospectiva en 2008. El Centro Cultural Estación Indianilla montó en 2011 la exhibición de dibujo y escultura con obras de gran formato de la serie Animales impuros, que han sido expuestos en calles y espacios museísticos de México y de otros países.
José Luis Cuevas ha buscado con meticulosa paciencia que su figura sea monumental y monstruosa
, escribe Juan García Ponce en la introducción del libro que en 1996 le dedicó Jaime Moreno Villarreal.
“En el seguimiento de los datos que han figurado la fisonomía del monstruo se encuentra una historia general que se ha formado valiéndose de José Luis Cuevas y una historia particular de José Luis Cuevas. Las dos juntas pueden provocar la creación de un panorama único y múltiple, de un monumento y de un monstruo.
“Pero, en el instante en que el monstruo pueda provocar la creación de un monumento basado en su figura, ¿no deja de ser un monstruo para convertirse en el monumento que su monstruosidad ha hecho posible y revela?, pregunta García Ponce en José Luis Cuevas: el monstruo y el monumento, iconografía de una imagen pública.
Desde sus cuentas en Twitter, el presidente Enrique Peña Nieto; el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera; María Cristina García Cepeda y Eduardo Vázquez, titulares de las secretarías de Cultura federal y local, respectivamente, enviaron sus condolencias por el deceso de José Luis Cuevas.