La educación socioemocional es de observancia en todo el país en el currículo de la formación básica y se le debe destinar entre 10 y 15 por ciento de las horas lectivas anuales en prescolar –30 minutos a la semana en primaria y una hora en secundaria–; sin embargo, sólo será evaluada con los criterios de suficiente, satisfactorio y sobresaliente y no habrá una calificación numérica para determinar sus logros.

En el nuevo plan y programas de educación básica dado a conocer en días pasados por el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer, se pide que en las áreas de desarrollo personal y social, que entrarán en vigor para 25 millones de alumnos en el ciclo 2018-2019, el maestro sólo tenga función de acompañante.

Al incluir no sólo aspectos cognitivos, sino emocionales y éticos en la formación prescolar, primaria y secundaria, éstos deberán alcanzar propósitos generales agrupados en cinco ejes estratégicos que van del autoconocimiento a la autorregulación de las emociones, la empatía, la colaboración y la autonomía.

No obstante, la SEP reconoce que si bien su implementación es de orden pedagógico, la propuesta educativa no parte del diagnóstico clínico y no busca ser una herramienta interpretativa o terapéutica.

Agrega que debido al carácter afectivo, complejo y sensible que subyace a la expresión emocional y a las relaciones sociales, la mediación de la educación socioemocional requiere que el docente adopte un papel de facilitador del aprendizaje, más que de instructor, valiéndose del diálogo, el respeto y la empatía como sus principales herramientas.

Asegura que la formación socioemocional busca pasar de una de tipo afectiva a la educación del afecto, lo que implica que estudiantes y docentes tengan un espacio de diálogo y mutuo respeto que permita la participación y apropiación de los cinco ejes estratégicos que integran el programa.

En el caso de prescolar, los nuevos programas de estudio señalan como propósito del aprendizaje socioemocional que los niños de tres a cinco años desarrollen un sentido positivo de sí mismos y aprendan a regular sus emociones; trabajen en colaboración; valoren sus logros individuales y colectivos; resuelvan conflictos mediante el diálogo, y respeten las reglas de convivencia en el aula, la escuela y fuera de ella, actuando con iniciativa autonomía y disposición para aprender.

En primaria, los alumnos deberán desarrollar habilidades y estrategias de expresión, regulación y gestión de las emociones; desarrollar tolerancia a la frustración; tener comunicación asertiva y escucha activa; valorar la diversidad cultural y del medio ambiente; reafirmar su autonomía; fortalecer la autoestima y reconocer el poder de la empatía.

Los adolescentes que cursen secundaria también deberán desarrollar estrategias de autoconocimiento y autorregulación; tomar conciencia de sus motivaciones, fortalezas, impulsos y limitaciones; reconocer que pueden autodirigirse, lo cual es la base de la autonomía, y la toma de decisiones libres y responsables. Además, deberán valorar el ser personas de bien, éticas y respetuosas, empáticas, colaborativas, resilientes, capaces de mantener la calma y de perseverar a pesar de la adversidad.