Willie Colón: 50 años de ponerle salsa a la vida
on sendos conciertos, hoy sábado en el Teatro Metropolitan a las 20 horas, y posteriormente en el Gran Forum del Sindicato Único de Trabajadores de la Música, Willie Colón celebrará en la Ciudad de México 50 años de labor musical.
Willie Colón, muchos lo saben, es el músico, cantante y productor que más aportaciones ha dado a la salsa. De hecho, hay quien dice que fue el primero en usar discográficamente esa palabra para definir una esencia musical afroantillana, o como el mismo expresa, una manera de hacer música
.
Para decirlo de manera sucinta, Willie Colón y el término salsa
son productos de ese sincretismo o fusión espontánea de razas y culturas que se propició en un momento dado en Nueva York.
Él nació en el South Bronx de esa ciudad, en la calle 139 y avenida Saint Anne, donde la música llenaba el ambiente y a un hijo de tambores, cuerdas y viento se le mezclaba fácilmente Cortijo con los Beatles, El Gran Combo con The Rolling Stones, la plena con la guaracha, la cumbia y la música brasileña con el jazz y los boleros con los blues. Una mezcolanza
que más tarde propiciaría un comportamiento especial, tanto en gustos como en desarrollos musicales.
Miembro de una familia, primera generación de puertorriqueños nacidos en Estados Unidos, fue programado
para la música por su abuelita Toñita, quien le enseñó el español que sus padres perdieron en las calles de Nueva York, lo proveyó su primer instrumento musical (una trompeta) y lo indujo las primeras influencias importantes de su cultura, narrándole leyendas boricuas y cantándole canciones jíbaras que él iba memorizando para cuando llegara el momento utilizarlas en su beneficio.
Abuelita, tus refranes me hacían reír
, entona con nostalgia en una de sus más memorables canciones en que hace alusión a aquellos momentos.
El barrio, que le brindó los temas atrevidos de la calle, le dio las primeras lecciones de música y la actitud irreverente necesaria para cambiar instrumentación y estructura. Del clarín de guerra, que empezó a dominar como niño-escucha a los 11 años, pasó a la trompeta. Dos años después, ya sabía que la música era su destino y empezó a tomar clases en serio. En la escuela optó por el trombón, y ahí mismo empezó también a formar un estilo y a desarrollar un sonido que más tarde le abriría paso en el competido standing musical neoyorquino.
Su primera incursión pública la realizó en las esquinas, ganando algunas monedas que los transeúntes dejaban caer en su sombrero. Después formó una pequeña banda llamada Los Dandees, con la que hizo una temporada exitosa
en la calle 139, tocando mambos de Pérez Prado y guarachas cubanas. Luego, formó un grupo de 12 instrumentistas a los que bautizó con el inmodesto nombre de The Latin Jazz All Stars, agrupación a la que más adelante se incorporó un jovencísimo Héctor Lavoe.
En 1967 inició su carrera profesional y discográfica, al publicar El Malo, bajo el sello Fania, álbum que ofrecía un concepto de música caribeña muy novedosa para esos tiempos en que aún no detonaba la salsa.
Con ese trabajo, Willie vivió una de sus primeras polémicas musicales, ya que la combinación de jazz-pop con plenas puertorriqueñas, guarachas cubanas y música brasileña incomodó a los puristas que dijeron que aquello era una ensalada con sabor a nada
. Sin embargo, el empeño y una originalidad desbordada le impulsaron a seguir adelante.
Colón era un alma libre, no seguía ninguna de las leyes del mercado y su concepto de música caribeña con trombón partía de dos principalísimas influencias: el puertorriqueño Mon Rivera, primero en incluir el instrumento de vara a los desarrollos de la música bailable, y el jazzman Barry Rogers.
Musicólogos y fanáticos debatían sobre las características, preferencias y múltiples facetas de su talento y el denominador común era el regateo que se le daba a su ingenio musical. Pero Colón, haciendo caso omiso, no sólo continuó sus experimentos
, sino que se dedicó a buscar y producir talentos como Rubén Blades, Celia Cruz, Ismael Miranda, Soledad Bravo y Sophy, cantante boricua.
Su fama y prestigio crecieron de tal manera que llegó a ser el máximo vendedor de discos de salsa, ya fuera como trombonista insuperable de la Fania All Star o como excelente productor musical o arreglista. Pero aún con todo eso él no se sentía realizado. Entonces se inició una búsqueda para muchos no muy acertada, la ambición de toda su vida: ser un cantante.
En 1976 debut, como tal, en el álbum The good, bad Ugly. Musicalmente, el disco es un acierto, pero la voz de Colón no convenció del todo, máxime teniendo los referentes de Lavoe, Blades o Miranda. Pero él no estaba para esperar a que lo comprendieran, así que entregó un segundo álbum como cantante: Sólo (79), que en menos de tres semanas fue certificado como disco de oro. El tercer álbum personal, Fantasmas (80), continuó su éxito meteórico como vocalista y se convirtió en el disco de salsa más vendido en su momento.
Willie Colón continuó su éxito meteórico y a su condición de estrella de la salsa agregó su activismo social y político al que le dedica todo el tiempo que le permite la música.
Cincuenta años después de su primera incursión discográfica es considerado un personaje modelo. Tiene, entre otros muchos reconocimientos, el Gran Título de Mosquetero en Vic Fezenzac, las llaves de la ciudad de Providence; es ciudadano honorario de Baltimore, el doctorado honorario en letras humas del Lehman College, al que suma la más alta condecoración de la Universidad de Yale. Se le ha asignado su nombre a la esquina de la calle 161 del condado de El Bronx y está considerado entre los 100 hispanos más influyentes de Estados Unidos.