García Cepeda y Mancera encabezan entrega de la bicentenaria escultura restaurada
Hoy es posible apreciar el monumento, emblema y orgullo de nuestra CDMX, celebra la titular de Cultura federal
Carlos IV y el equino sirvieron de fondo para las incontables selfies
Jueves 29 de junio de 2017, p. 3
Casi nadie la conoce por su nombre: Estatua Ecuestre de Carlos IV. Para todos es El Caballito y desde ayer, a las 9:45 horas, puede verse sin andamios ni mantas después de varios meses de trabajos de restauración, luego de que en 2013 se utilizaron ácidos que dañaron 45 por ciento del monumento.
Han pasado varias horas desde que el jefe de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Miguel Ángel Mancera, y la secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, retiraron en menos de 10 segundos, con ayuda, la única tela que protegía la escultura de las miradas curiosas por conocer el resultado de la restauración.
En el patio de los Leones, en el Museo Nacional de Arte (Munal), fueron los discursos oficiales y la conferencia de prensa, donde se ofrecieron detalles técnicos de la restauración.
Avanza la mañana. Ya se fueron los reporteros, fotógrafos y funcionarios que se dedicaron a tomar imágenes de la escultura terminada por Manuel Tolsá en 1803. El Caballito desde todos los ángulos posibles, desde el suelo. Carlos IV y su caballo como fondo para incontables selfies.
Sin embargo, pocos son los transeúntes que se percatan de que la estatua de nuevo destaca en la plaza Tolsá, junto con el Palacio de Minería, el edificio de Correos y el Munal.
–Buenos días. ¿Ya vio El Caballito? –pregunta esta reportera a una señora que lleva en la mano una bolsa de mandado. Se llama Rosa.
–¿Mande? –responde frenando en seco.
–¿Ya vio la estatua?
–¡Ah caray! No, y mire que paso a cada rato porque vengo a comprar mis frasquitos aquí a Tacuba. Al rato la veo bien.
Y siguió su camino.
La ceremonia
La cita fue a las 8:30 de la mañana. Medios de comunicación y funcionarios de varias dependencias, como las secretarías de Cultura federal y local, así como de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Bellas Artes comenzaron a llegar desde las ocho. Sin embargo, fue a las 9:45 cuando Mancera y García Cepeda tomaron uno de los lazos que detenía la manta. Y ahí quedó al descubierto El Caballito, ahora con un color verde-marrón. Basamento y pedestal también fueron restaurados.
De inmediato se invitó a pasar al patio de Los Leones del Munal, donde ambos funcionarios agradecieron a los que recuperaron el esplendor de la escultura: restauradores, conservadores, historiadores, antropólogos, ingenieros y científicos.
García Cepeda destacó que uno de los hallazgos más importantes es que estuvo recubierta con pintura color olivo-pardusco. Tolsá empleó una técnica al óleo, en lugar de una pátina como era la creencia generalizada
y hoy es posible apreciar nuevamente en todo su esplendor este monumento, emblema y orgullo de nuestra ciudad por más de 200 años, que es parte de la vida de la ciudad, que se encuentra en múltiples registros históricos y fotográficos y ha sido testigo de la historia de México
.
Mancera elogió el trabajo conjunto entre autoridades federales y locales y adelantó que esa colaboración se mantendrá. Trabajamos juntos en la restauración de nuestras estatuas en el Paseo de la Reforma que requieren una intervención puntual
.
Asimismo, dijo que uno de los trabajos que acompañan la restauración de la estatua de Carlos IV es la iluminación de la plaza Tolsá.
El color
La coordinadora del proyecto de intervención a cargo del INAH, Jannen Contreras, explicó que no se reprodujo el color original, sino el que se encontró en este año en la superficie que no fue dañada en 2013. “Por original se suele pensar qué es lo que estaba en el momento en que se inauguró la obra en 1803. Han pasado más de 200 años y nosotros nos referimos a la coloración o el material de origen que es de su condición actual.
El material que encontramos en este 2017 fue registrado con medidas colorimétricas completamente objetivas. Tampoco podemos decir que devolvemos la escultura a su condición original, sino que hacemos una interpretación a partir de la evidencia material e histórica que encontramos.
Las investigaciones refutan la creencia de que El Caballito tenía una pátina metálica. En esa época, destacó Contreras, era común que las esculturas fueran terminadas con pintura oleosa. Para los especialistas españoles y franceses no era una una novedad (el recubrimiento con pintura), para nosotros sí, porque es nuestra única escultura con tal antigüedad. Eso nos ayudó a orientar los criterios de intervención para preservar esta capa pictórica que es posiblemente la única evidencia de este tipo de técnica de factura de este lado del Atlántico
.
Una vez detectado el uso de pintura “se determinó que se requería seguir una técnica de restauración completamente distinta a lo que habíamos planeado, con tiempos más largos. Se hizo también una limpieza muy cuidadosa para recuperar esa capa pictórica. Al hablar de la superficie que fue dañada (en 2013), de 45 por ciento –tiene 46.5 metros cuadrados– quiere decir que estuvimos limpiando a punta de bisturí e hisopos 55 por ciento, que corresponde a 25.5 metros cuadrados. En ese espacio encontramos entre 13 y 14 metros cuadrados con pintura de origen y ésta fue preservada y recubierta con la apariencia que ven hoy y con materiales de última generación, muy resistentes, que dan este acabado”.
El proyecto
En septiembre de 2013 la empresa Marina Restauración, por encargo del Fideicomiso del Centro Histórico, comenzó trabajos de restauración de El Caballito, utili-zando ácido nítrico al 30 por ciento y cepillos de acero, lo que afectó tanto a la estatua como al pedestal. El INAH suspendió los trabajos, reportó los daños y se hizo cargo del nuevo proyecto, cuyo costo cubrió el Gobierno de la CDMX y asciende a 7.1 millones de pesos, a los que hay que añadir 400 mil pesos de la colaboración del grupo Gutsa para los andamios que permitieron el trabajo de restauración
, de acuerdo con Diego Prieto, director del INAH, quien estuvo acompañado por Liliana Giorguli, coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural y Arturo Balandro, titular de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH.
Los trabajos se desarrollaron en dos etapas: la primera fue de investigación histórica, análisis de materiales y técnicas, así como estudios técnicos y científicos para determinar los daños; la segunda, para la restauración, monitoreo y evaluación a cargo de un equipo multidisciplinario e interinstitucional.
La denuncia ante la PGR
El INAH interpuso en octubre de 2013, ante la Procuraduría General de la república (PGR), una denuncia contra quien resultara responsable de los daños ocasionados a El Caballito, sin embargo, el director del INAH, Diego Prieto, dijo que no tienen informes del estado de esa vía legal.
Hay que preguntarle a la PGR. No tengo el seguimiento de la denuncia, hay una denuncia penal por supuesto y, supongo, que tenemos derecho a la información y podemos pedirla para que se ubique en qué estado se encuentra el expediente de la averiguación previa. No tengo esa información actualizada. El INAH se ha dedicado fundamentalmente a restituir la pieza, como lo verán al salir a la Plaza Tolsá.
La iluminación
Como parte del proyecto se determinó iluminar la plaza Tolsá. Vamos a aprovechar para iluminarla, porque era una plaza oscura, que permitía ver la escultura de día pero no de noche y hoy estamos de nueva cuenta con esta tarea
, dijo Mancera. La que se tiene a partir de anoche será temporal, pues ya se trabajará para hacerla permanente, porque queremos tener un proyecto también emblemático y que sirva de ejemplo
, de acuerdo con Balandro, quien se refirió también a la cápsula del tiempo que se encontró durante esta restauración que contenía monedas, documentos y planos de la Ciudad de México, pero deteriorados por la filtración de agua, fueron estabilizados y reconocidos con nuevos documentos y objetos que dan fe de los trabajos realizados ahora, coordinados en campo por Jannen Contreras en la escultura, Juan Manuel Rocha en los materiales pétreos y Mariana López en el basamento.