Al cumplirse tres meses del asesinato de Miroslava Breach Velducea, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión aún no tiene información que lleve a la captura de los homicidas.

Las pesquisas realizadas por autoridades federales se han centrado en la revisión de indicios hallados en el vehículo en que se trasladó al homicida material, sin que hayan obtenido su confronta con algún banco de datos que pudiera identificar a quien disparó en ocho ocasiones contra la periodista el 23 marzo de este año, cuando salía de su casa, ubicada entre las calles José María Mata y Río Aros, colonia Las Granjas, en la capital de Chihuahua.

Funcionarios federales que han participado en las diligencias mencionaron que la indagatoria federal en la que ya se han acumulado todos los peritajes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Chihuahua, realizados desde minutos después del homicidio, aún no determinan la participación de Carlos Arturo Quintana, El 80 –considerado uno de los líderes regionales de La Línea, brazo armado del cártel de Juárez– en el asesinato de la periodista.

El día del homicidio, en el lugar del atentado los atacantes dejaron una cartulina con la frase: Esto les pasará a toda la gente lengua suelta y llegadas al gobernador y voy por ti gober. Atte. El 80.

Las investigaciones se han centrado en el trabajo periodístico de Miroslava Breach, sobre todo el que se refiere a actos de corrupción durante el gobierno de César Duarte Jáquez, así como a las revelaciones que vinculan a candidatos a presidentes municipales o diputados locales con integrantes de grupos criminales que operan en esa entidad y que pudieron verse afectados por las revelaciones periodísticas.

Otra línea de investigación es si la agresión contra Breach fue a consecuencia de la información publicada sobre un enfrentamiento ocurrido días antes del homicidio, vinculado con una balacera en la que falleció César Raúl Gamboa Sosa, El Cabo, uno de los líderes del grupo delictivo La Línea, quien sostenía disputas territoriales con el grupo de Carlos Arturo Quintana por el control de los municipios de Bachíniva, Namiquipa y Buenaventura.

El enfrentamiento ocurrió el 19 de marzo en Rancho La Quemada, municipio de Ciudad Cuauhtémoc, y además de los grupos de sicarios, presuntamente también participaron policías municipales en la confrontación y protegieron el retiro de los sobrevivientes.

El Cabo, quien fue reconocido por varios tatuajes, era considerado uno de los objetivos prioritarios en la zona y su cuerpo quedó en el lugar del enfrentamiento con los de otras cuatro personas.