Miércoles 21 de junio de 2017, p. 28
Por la violencia que azota la zona central de Tamaulipas, habitantes de los municipios de Hidalgo, Güémez y Padilla, parte de uno de los corredores agrícolas más prósperos de la entidad, mantienen cerrados comercios, gasolineras y restaurantes.
Las huertas y establecimientos de venta y distribución de naranjas, la principal fuente de ingresos en estas localidades, cerraron por el recrudecimiento de las extorsiones, los secuestros y los asesinatos en las dos semanas recientes.
El éxodo paulatino de locatarios ha dejado despejadas las calles en decenas de comunidades.
Fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y de la procuraduría estatales afirman que al menos tres cárteles se disputan esta zona.
Los crímenes cometidos en los cinco días recientes se han concentrado en los ejidos Plan de Ayala, El Carmen y El Barretal, ubicados a la altura del kilómetro 25 de la carretera nacional México-Laredo, en el tramo Victoria-El Tomaseño.
Eduardo Alvarado, alcalde de Padilla, calculó que los productores de naranja pierden cada día alrededor de 400 mil pesos por extorsiones. Mencionó que uno de sus empleados fue víctima de un secuestro hace unas semanas.
Desde hace más de dos años al menos una decena de propietarios de huertas dejaron de utilizar la carretera nacional para ir a sus naranjales y optaron por usar caminos vecinales, así como la carretera que conduce a la frontera con Estados Unidos, por temor a los secuestros.
Los dirigentes de la Unión de Citricultores de Tamaulipas evitan aparecer o ser mencionados en los medios de comunicación, por temor a ser víctimas de ilícitos.
Según la Secretaría de Desarrollo Rural estatal, en Güémez, Padilla e Hidalgo hay más de 35 mil hectáreas cultivadas de naranja, limón italiano y toronja, y se producen más de 800 mil toneladas anuales. En la misma región citrícola hay molinos extractores de jugo de las tres variedades, que se exporta al extranjero.
El viernes pasado dos cadáveres decapitados fueron arrojados en la carretera Victoria-Monterrey, cerca del poblado El Barretal, y desde entonces la violencia no ha parado en esa región.