Ya venían por mí
Lunes 19 de junio de 2017, p. 5
“¡Yo quería vivir!… Al llegar al aeropuerto me dijeron que viajaría a México. ¿México?, pregunté. ‘Está al lado de Estados Unidos’, respondió la persona que consiguió sacarme de Camerún, porque (los del gobierno) ya venían por mí”, relata Victorine Akono Ebangha, al recordar la huida de su país, en abril de 2014.
En Camerún, comenta, quienes expresan algún descontento con el gobierno son asesinados, pero corren un riesgo particular las mujeres.
Los militares las toman y las convierten en objeto sexual de todo el grupo (de soldados)
, pero son cosas que quiero sacar ya de mi mente, dice en entrevista con La Jornada, en ocasión del Día Internacional del Refugiado.
Victorine tiene tres años en México y puede considerarse un caso exitoso de protección del Estado, aunque hay varios miles a la espera de una respuesta favorable y un número indeterminado que, acorde con grupos civiles, no llegan siquiera a tener información acerca de esa posibilidad.
La entrevistada fue la única persona en 2014, originaria de ese país centroafricano, que obtuvo la autorización de refugio, de un total de cinco peticionarios.
Al principio todo era miedo
, señala, porque no sabía ni a dónde iba a llegar.
La persona que le facilitó la salida de territorio camerunés le dijo: dame tu pasaporte, yo te ayudo. Y a los dos días ya la estaba enviando a la terminal aérea. El vuelo fue de Camerún a Madrid, España, y de ahí a América. Busqué a México en un mapa
.
Al llegar aquí nada fue fácil, empezando por el idioma. Victorine habla francés.
Afirma que nuestro país la recibió muy bien e incluso que los empleadores la han apoyado mucho.
En cuanto a la violencia local toma precauciones. De mi casa al trabajo y no voy a lugares peligrosos
, asegura.
Actualmente es maestra de francés en un colegio particular y el año pasado gestionó la reunificación familiar. Pudo traer por esa vía a su hermano y cuñada, cuya bebé es mexicana. Quiero casarme aquí; en México haré mi propia familia
.