En el primer trimestre del año ingresaron a México 6 mil 640 millones de dólares por remesas, principalmente provenientes de Estados Unidos, y se prevé que este flujo se sostenga en los siguientes meses a pesar del discurso hostil del gobierno estadunidense y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, consideró Benjamín García Páez, académico de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el Día Internacional de las Remesas Familiares, que se conmemoró ayer, dijo que el dinero que envían los trabajadores migrantes al país es un atenuante a la carencia de recursos y trabajo en México, así como factor de estabilidad al brindar a la sociedad parte del bienestar y seguridad que deberían procurar instituciones gubernamentales.

Es un renglón que hay que cuidar, pues durante décadas nos acostumbramos a que el sector más importante, en términos de ingreso de divisas, era el petrolero o el turístico, y ahora las remesas han estado por encima de ellos.

De hecho, un reporte recientemente publicado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola señala que durante 2016 el flujo mundial de divisas por concepto de remesas alcanzó 455 mil millones de dólares, de los cuales, 73 mil millones llegaron a América Latina, y de esa cantidad México encabezó la lista con 28 mil 452 millones, cifra equivalente a 2.3 por ciento del producto interno bruto del país.

La Organización de las Naciones Unidas planteó, al establecer el Día Internacional de las Remesas Familiares, reconocer la labor de los trabajadores migrantes, pues el envío de dinero a sus hogares desde otras naciones permite la reconstrucción del tejido social, mantener la estabilidad social e impulsar el desarrollo económico en sus lugares de origen.