Salones, laboratorios, auditorios, baños y patios de varias escuelas públicas del Centro Histórico de la Ciudad de México se encuentran inhabilitados ante el riesgo de derrumbes debido a su avanzado deterioro.

Asentada en lo que fuera el primer convento de monjas en la capital, la secundaria 11 Adriana García Corral, que recientemente se inundó por la lluvia, es el caso más emblemático: desde hace cinco años las autoridades optaron por cerrar un edificio completo, que alberga salones, la videoteca, aulas de electrónica y multimedia, y las oficinas de la dirección, como consecuencia de la inclinación de uno de los muros principales del inmueble de mediados del siglo XVI, caracterizado por sus techos altos y amplios pasillos.

El resto del plantel, que se encuentra ocupado, también está en condiciones deplorables y ameritan una restauración urgente. El mayor problema lo tenemos durante las lluvias, porque el agua se acumula y se mete por las ventilas ubicadas en el techo y parecen cascadas dentro de los salones, relató Alejandro Vázquez, vicepresidente de la Asociación de Padres de Familia.

A unas calles, en avenida Aztecas, la secundaria técnica número tres, inagurada hace 100 años por el presidente Venustiano Carranza como una escuela de señoritas –donde se aprendía a cocinar, lavar y elaborar sombreros de la época– ha sido invadida por la humedad, lo que ha provocado el desprendimiento del plafón del techo, agrietamientos en muros y el levantamiento de las losetas del piso.

En la azotea se forma una laguna que filtra agua hasta llegar a la planta baja. Salones y un auditorio se encuentran cerrados ante la posibilidad de algún percance, ya que las instalaciones eléctricas están desprendidas.

David Martínez, director de la escuela, refirió que desde noviembre de 2015 solicitó, junto con los padres, a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y a la Presidencia de la República apoyo para que el plantel sea incluido en un programa de mantenimiento integral, pero aún no han obtenido respuesta.

En condiciones similares se encuentra la escuela Sara Manzano, ubicada en la calle Del Carmen número 63. Tenemos un aula digital, pero si prendes las computadoras se va la luz, el baño de las niñas está inservible y el agua se trasmina a los salones. Hacemos kermés y juntamos dinero, pero no nos alcanza para el mantenimiento, contó Elizabeth Vargas, presidenta de la asociación de padres.

El mayor apremio es la reparación de una barda que se cayó hace 20 días con la demolición de un edificio contiguo. Cerraron el patio y los niños no salen al recreo ni a educación física y es desgastante para alumnos y maestros.