i algo define lo que pasará en el estado de México luego de la elección presidencial del pasado 4 de junio, es el comportamiento de las acciones de OHL: subieron 6 por ciento al conocerse que Alfredo del Mazo III obtuvo pírrica victoria. A la constructora y concesionaria española la acusan en su país de corrupción. También en México por sus dos obras emblemáticas: el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Bicentenario. Durante su campaña electoral, el partido Morena prometió revisar y, en su caso, revertir el actual entramado de concesiones que desde tiempos del presidente Enrique Peña Nieto como gobernador de esa entidad han favorecido a dicha empresa. Ahora, apuntan los analistas financieros, OHL podrá seguir sus negocios, pese a las denuncias de comprar con dinero la voluntad de funcionarios para hacerse de contratos millonarios y cotizar sus obras a costos altísimos. Emilio Álvarez Icaza, ex secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a través de varios videos muestra cómo OHL financió ilegalmente la campaña electoral del señor Del Mazo. Ese apoyo será compensado con contratos muy favorables. Sin faltar su comisión a los que los otorgan.
De los resultados de esa elección de Estado (que ojalá se anule) seguirán ocupándose los analistas políticos. Y también espero que del profundo racismo y clasismo mostrado por la mayoría de los formadores de opinión
en los medios. En su columna del miércoles anterior en El Financiero, Blanca Heredia los critica por mostrar hacia la candidata Delfina Gómez su desprecio, su sorna, su disgusto
al referirse a ella. Una mujer, como la inmensa mayoría de los mexicanos, que no habla, se comporta o se viste como nuestras minúsculas élites
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En tanto, mencionemos las implicaciones que tendrá para el medio ambiente de la megaurbe que conforman Ciudad de México y sus cuatro entidades vecinas, el continuismo en el poder del compacto grupo que gobierna el país y la complicidad de la instancia federal responsable de cuidar los recursos naturales. Recién referí aquí cómo en el estado de México es donde menos se observan las normas aprobadas por la Comisión Ambiental Metropolitana (Came) para reducir la mala calidad del aire que respiran casi 30 millones de personas. Nuevos datos muestran cómo su parque automotriz burla, vía la corrupción en los verificentros, los parámetros establecidos para permitir la circulación de los vehículos de transporte público y privado, muchos de los cuales invaden las vialidades de Ciudad de México. Agréguese la laxitud en cuanto a obligar a la industria a tomar medidas anticontaminantes. Y cómo las autoridades de los estados de México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala y Puebla, frenan la puesta en marcha de una auténtica estrategia para que la megaurbe no sea una de las de tránsito más caótico en el mundo.
En el estado que espera gobernar Alfredo III la economía crece mucho menos que la de Ciudad de México y está muy ligada a ésta. El empleo formal en la capital del país es muy superior al de la entidad vecina. Igual respecto de los ingresos de la población, muy superiores en nuestra ciudad, a la que se trasladan cada día a trabajar cientos de miles de mexiquenses por el transporte público y el privado. No sobra señalar que la cuna del grupo Atlacomulco ocupa a escala nacional el primer lugar en feminicidios y el penúltimo en cuanto a la sensación de seguridad. Ecatepec, el municipio más poblado del estado de México, es el más inseguro del país.
El medio ambiente no es un ente aislado: hace parte de un mapa social, económico y político que en el caso de la megaurbe alcanza tintes dramáticos, agravados por la corrupción de su clase gobernante y la impunidad de que goza, como en el estado de México. Ambos males están presentes a la hora de hacer efectivas las medidas para luchar contra la contaminación del aire, el suelo y el agua. Sobre ésta última existe un ejemplo clásico: la cuenca del río Lerma. Así las cosas, y luego del desastroso sexenio del señor Ávila, todo apunta a que en la entidad vecina habrá más de lo mismo en el tema ambiental en perjuicio de quienes vivimos en la otrora región más transparente del aire.