La muestra propone superar neoliberalismo, pretensiones supremacistas e individualismo
Domingo 11 de junio de 2017, p. 6
Kassel.
Después de la apertura en Atenas, el pasado abril, se inauguró ayer al público la segunda mitad de Documenta 14, con la presencia (como ya en la capital helénica), de los presidentes de Alemania y Grecia, respectivamente, Frank-Walter Steinmeier y Prokopis Pavlopoulos, en su sede histórica de Kassel, donde expone la mayoría de los 160 artistas presentes en Grecia, pero con obra distinta.
Se trata de un proyecto ambicioso, monumental, radical, que implica una treintena de sedes dispersas por la ciudad, con cuatro núcleos principales: el Neue Hauptpost (un antiguo correo en desuso), la documenta Halle, la Neue Galerie y el Museo Fridericianum, este último, por tradición, centro mismo de la documenta, y que en esta ocasión aloja la colección del Museo Nacional de Arte Contemporáneo Griego (EMST), prácticamente desconocido en el circuito internacional.
Pero la Documenta reboza también en las plazas, en el consueto parque Karlsaue, en un cine, en una estación subterránea del tren (Kulturbahnhof), en la universidad y en el barrio periférico de Nordstadt, densamente poblado por migrantes, donde se yergue junto con una decena de proyectos adicionales, el monumental obelisco de concreto en la Königsplatz, de uno de los artistas más interesantes de esta edición, el estadunidense de origen nigeriano Olu Oguibe, sobre el cual está escrita la frase del evangelio de San Mateo: Era un forastero y tú me acogiste
, en un idioma distinto por cada lado: alemán, turco, árabe e inglés, en honor a los migrantes y a los refugiados, apropiándose de un símbolo (el obelisco), saqueado por el imperialismo europeo en Medio Oriente y África desde los antiguos romanos, Napoleón, hasta Mussolini.
Lo que vibra en esta Documenta –en antítesis a la Bienal de Venecia de este año– es la valentía, la fuerza de las ideas, la creatividad desafiante, pensante, como se soñaría que un líder reaccionara frente a las injusticias y las desigualdades hoy día.
El curador polaco Adam Szymczyk y sus colaboradores parecen recuperar la labor perdida de los grandes intelectuales que se ocupaban de despertar las conciencias, e infunden en el espectador un sentido de confianza, como recuperar la autoestima perdida, recordando nuestra capacidad de transformar el mundo con la propia acción.
Si el buen arte vanguardista anticipa el gusto, esta edición aparece de buen auspicio, pues finalmente aquellos artistas invisibles
de la periferia del mundo tienen voz y presencia, los organizadores han viajado a lugares remotos, han roto con los parámetros acostumbrados, así, por ejemplo de Noruega, se ha seleccionado a un artista llamado Sami o se han elegido prácticas poco comerciales como el performance, mientras Szymczyk ha resistido la enorme presión que ejercen normalmente las galerías en las bienales.
La ambición de este megaproyecto se apoya en concepto muy pequeño: desaprender.
Szymczyk explica: Aprender a ver el mundo de nuevo sin prejuicios, desaprender y abandonar el condicionamiento cultural predominante que presupone la supremacía de Occidente
.
Esta Documenta 14 propone así superar el neoliberalismo, la pretensión de la supremacía racial blanca, masculina y heterosexual; pero también el individualismo y la lógica del mercado que deglute la cultura. Es una documenta antiespectáculo y, a pesar de su enormidad, es austera.
Se muestra la pluralidad, los nombres impronunciables, las realidades del mundo que tienen poca cabida mediática y que nos son ajenos, así como los grandes problemas de la contemporaneidad.
Grito en defensa de la democracia
La pluricitada obra El Partenón de los libros prohibidos, de la argentina Marta Minujín, por ejemplo, es un grito inmenso (demasiado quizás) en defensa de la democracia, representado por el templo griego y por los 170 títulos de libros censurados en el mundo que la impiden, donde no existe la libertad de expresión (la artista originalmente creó la obra en 1983, tras la caída de la dictadura militar en su país).
El viaje por la Documenta lo podemos seguir con otras obras públicas, como la instalación de vapor del rumano Daniel Knorr que, desde la torre del Zwehrenturm, despide humo blanco que ha asustado a varios residentes que han llamado a los bomberos, a pesar de su color claro. La instalación permanecerá prendida en los horarios de apertura a lo largo de la manifestación y tiene un lado de poesía al jugar con los caprichos del viento mimetizándose con las nubes, o bien de crítica, asumiendo la forma de la chimenea de una fábrica, semejante a la industria del mercado del arte
, según el mismo artista, pero también como reminiscencia histórica, recordando que en ese lugar cayó una bomba que en 1941 quemó lo que entonces era una biblioteca, destruyendo 350 mil libros.
Por su parte, el ghanés Ibrahim Mahama (que a propósito participó también en la pasada bienal de Venecia de Okwui Enwezor), como es su estilo, ha cubierto por completo dos torres (el Torwache) con trapos de costales de juta, que intercambia con los comerciantes ghaneses por unos nuevos. Estos son usados para empacar materias primas como café, arroz y cacao, que se exportan en Occidente, lo cual representa el comercio global. La obra terminada no es lo más importante, sino el proceso para crearla, ya que la cosen jóvenes en la plaza, volviéndose a su vez una performance.
Kassel, ciudad de provincia, vive un momento de progreso y bonanza económica, y su evento estrella, la Documenta es, según The Art Newspaper, junto con el Skulptur Projekte Münster –que se lleva a cabo cada 10 años y que se inaugura, como siempre, a la par de la Documenta–, la meta preferida de los artistas a escala global, “que por ser tan espaciadas provocan el efecto de anticipación entre los curadores y directores de museos a diferencia, por ejemplo, de Venecia. Documenta tiene la expectativa de dictar las corrientes curatoriales y artísticas para los próximos cinco años, mientras Münster es saludada como oportunidad para ver dónde encaja la escultura de hoy en un continuo de 40 años” (se fundó en 1977).
Posturas conceptuales
A pesar del desafío al capitalismo, las obras de esta Documenta no se perciben con fuerza agresiva, como sí pudo percibirse en la mencionada bienal de Venecia de Enwezor, bastante más determinante y fuerte. Es, por tanto, una postura quizás más conceptual hecha no sólo de la obra expuesta, que no toda es buena, pero se presta a descubrimientos excelentes. Es una muestra que hay que entender en su totalidad y, por tanto, en sus partes menos visibles como los encuentros por meses con los intelectuales, los debates, las publicaciones, el amplio programa de cine experimental de los lunes a la media noche en la televisión griega (que se inició el 19 de diciembre de 2016 hasta el 18 de septiembre próximo), la creación de una estación de radio, el contacto con espacios no canónicos, la posibilidad de romper nuestros esquemas mentales, de entrar en contacto con una pluralidad de voces, alimentar el intelecto.
Según los organizadores se han vendido, antes de la inauguración en Kassel, 25 mil boletos y 3 mil 500 periodistas se acreditaron. La estima de visitantes se supone alcanzará el millón, rompiendo cualquier récord anterior.