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Se reúne el Consejo de la Federación para analizar medidas contra la intromisión

De mal en peor, los vínculos Rusia-EU

Prevén servicios de espionaje que Washington intentará bloquear grandes proyectos energéticos

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 10 de junio de 2017, p. 24

Moscú.

Nunca se podrá saber si con Hillary Clinton como presidenta de Estados Unidos sería mayor la tensión entre Moscú y Washington, pero resulta ya evidente que la relación bilateral de los países que poseen los arsenales nucleares más devastadores, apenas cuatro meses y medio después de que Donald Trump comenzó a despachar en la Casa Blanca, no registra mejoría alguna y en realidad va de mal en peor.

En todo caso, mientras alguno de los políticos rusos que brindaron con champaña para celebrar el triunfo de Trump reconoce que desconocía el dicho de que “más vale malo conocido…”, el pesimismo marcó todas las intervenciones en la reciente audiencia que convocó el Consejo de la Federación o cámara alta del Parlamento federal sobre la injerencia foránea en los asuntos internos de Rusia.

El Senado quiso escuchar voces autorizadas –el director del servicio de inteligencia exterior (SVR, por sus siglas en ruso); el procurador general; el vicecanciller a cargo de la relación con Estados Unidos; politólogos y expertos, entre otros oradores– para poder articular medidas que contrarresten lo que considera intromisión inadmisible.

El grado de deterioro de los nexos ruso-estadunidenses quedó expuesto sin ambages, una vez más, cuando Serguei Naryshkin, jefe del espionaje ruso, afirmó: El bloque de países occidentales, encabezado por Estados Unidos, cataloga a Rusia como desafío a su posición geopolítica y, por ello, en el contexto de las elecciones presidenciales (previstas para el primer trimestre del año siguiente) Washington seguirá aumentando la presión sobre nuestro país.

Naryshkin, en particular, prevé el bloqueo de los grandes proyectos energéticos de Rusia en el exterior y serios problemas con los créditos a bancos rusos.

Según el titular del SVR, nada bueno se puede esperar de la administración Trump, donde ocupan cargos clave los partidarios de la línea dura respecto a Rusia y se ha vuelto prioridad la guerra económica contra nosotros y su conclusión: en la política de Occidente se institucionalizó la rusofobia.

El vicecanciller Serguei Ryabkov se refirió en los mismos términos al subrayar: La Casa Blanca hizo una abierta apuesta por la rusofobia y el procurador general, Yuri Chaika, llegó a decir que Estados Unidos, a través de organizaciones no gubernamentales financiadas por el Departamento de Estado, pretende llevar a cabo un cambio del régimen constitucional mediante una revolución de colores (protestas callejeras) en Rusia.

Quizás Chaika exagere, pero a juzgar por esta audiencia parlamentaria quien sea candidato de la clase gobernante rusa en las presidenciales con toda seguridad convertirá la necesidad de hacer frente a la agresión foránea en tema recurrente de su campaña.

Mientras tanto, el Kremlin –que no supo prever que, a consecuencia de la lucha por el poder en Estados Unidos, Rusia acabaría desempeñando el papel no deseado de principal sospechoso de tratar de influir en el resultado de sus comicios– nada puede hacer para limpiar su imagen y sigue siendo el instrumento que utiliza como pretexto una parte de la élite estadunidense para machacar al inquilino de la Casa Blanca.