Las extorsiones telefónicas en la Ciudad de México aumentaron 143 por ciento en los primeros cinco meses, llegando prácticamente al total reportado el año pasado, aunque en 99 por ciento de casos se evitó que se consumaran, informó el presidente del Consejo de Seguridad, Luis Wertman Zaslav.

Tras develar el boleto del Metro para celebrar 10 años del consejo, señaló que diariamente se tuvo un promedio de mil 333 llamadas de extorsión, provenientes no sólo de los diversos reclusorios, sino de teléfonos celulares personales.

Hasta el momento se tienen más de 200 mil números registrados, con los cuales se intenta extorsionar mediante un supuesto secuestro virtual, amenazas del crimen organizado u ofrecimientos de premios inexistentes, así como más de 11 mil cuentas bancarias donde se deposita el dinero.

Sin embargo, la respuesta de los bancos ante esta situación es nula, pues se niegan a observar los movimientos que registran, aun cuando se les otorgan las herramientas para combatir un delito, proteger a sus clientes y hasta dejar de ser víctimas del mismo, señaló.

El argumento esgrimido por los bancos es que no están cometiendo un acto ilegal y no existe ninguna ley que los obligue a congelar cuentas, identificar a los empleados que las autorizaron o proveer los mecanismos para proteger a sus cuentahabientes, pues hasta en sus instalaciones se dan robos.

La extorsión telefónica se ha convertido en un delito muy redituable porque no existe compromiso y voluntad de las instituciones bancarias para reportar los movimientos de esas cuentas, aun cuando seguimos identificando los números de donde provienen las llamadas.

Comentó que algunos números registrados en la base de datos del consejo tienen 600 denuncias, porque los delincuentes son mentirosos, arteros y no son tontos, van renovando los números, y tenemos que ir al mismo ritmo que ellos, registrándolos y actualizando la aplicación que tenemos cada 24 horas, para ni siquiera contestarles el teléfono.

La gente, sin embargo, sigue cayendo. La última modalidad detectada es la exigencia de dinero y joyas al personal doméstico para que las tomen, coloquen en una bolsa y las lleven a un domicilio que les dan, para salvar a su dueño, lo que ha llevado a la presentación de 30 denuncias ante el Ministerio Público este año, explicó.

La única forma de acabar con este delito es seguir el curso del dinero y encarecer al delincuente el costo de trabajar, pues aun cuando se han logrado detenciones por parte de la Procuraduría capitalina, este delito continúa en ascenso, porque lo pueden hacer desde la comodidad de su hogar.

Mencionó que el año pasado se registraron alrededor de 200 mil extorsiones telefónicas –un promedio de 548 diarias– y en cinco meses de 2017 se alcanzó ese número, y de continuar esa tendencia se duplicará su número hacia diciembre.