Moscú.

El canciller Serguei Lavrov volvió a denunciar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) viola el acta que debería normar las relaciones entre ambos desde 1997 al incrementar su infraestructura y presencia militar en las regiones colindantes con Rusia, en particular la de Kaliningrado, su enclave más occidental.

Tras recordar que han pasado 20 años desde que se proclamó la meta de superar los vestigios de la confrontación y rivalidad, de fortalecer la confianza recíproca y la cooperación, el jefe de la diplomacia rusa lamentó que no se ha podido alcanzar.

Agregó que, en su opinión, la OTAN “sigue comportándose como una institución de la guerra fría, incapaz de reaccionar de manera adecuada frente a los retos del nuevo milenio”.

Un día después de que Montenegro se convirtió en el miembro número 29 de la OTAN, Lavrov viajó a Kaliningrado para entrevistarse con su colega eslovaco, Miroslav Lajãák, y revisar la relación bilateral, ocasión que aprovechó para fustigar a la OTAN en un discurso ante estudiantes de la Universidad de Kaliningrado.

Poco antes, al entrevistarse con Anton Alijanov, gobernador en funciones de Kaliningrado, Lavrov criticó lo que denominó acciones inamistosas de los gobiernos de Lituania y Polonia, países miembros de la alianza noratlántica con los cuales mantiene frontera en esa parte del Báltico.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores constató ahí, en la antigua capital de Prusia Oriental, Königsberg, que la Unión Soviética obtuvo en el reparto de los vencedores en la Segunda Guerra Mundial, el deterioro de la relación de Rusia con la OTAN.

“A pesar de la rusofobia de los gobiernos lituano y polaco, es alentador que las autoridades de las regiones colindantes (con Kaliningrado) ven que sus habitantes están interesados en continuar los contactos con sus vecinos, sin levantar muros como quieren hacer los lituanos o cancelar el acuerdo de comunicación fronteriza como hicieron los polacos”, subrayó Lavrov.

Polonia decidió suprimir la libre circulación de personas entre poblados cercanos de ambos lados de la frontera y Lituania se propone concluir, hacia finales del presente año, un muro –más bien, una suerte de barda con modernos sistemas de vigilancia– a lo largo del linde terrestre que la separa de Rusia.

Cabe mencionar que cuando Lituania, al hacer del dominio público su presupuesto a principios de año, dio a conocer su intención de construir el muro en los 135 kilómetros que comparten por tierra los dos países no provocó ningún malestar en Rusia, que entonces se declaró dispuesta a colaborar para combatir el contrabando de mercancías en la frontera.

Ahora, en medio de la creciente tensión entre Rusia y los países de la OTAN, la construcción de la barda lituana se percibe en Moscú como una nueva afrenta, igual que la cancelación polaca del acuerdo para facilitar los cruces fronterizos.

No sorprende que, en ese contexto de desencuentros, el Consejo de la Federación o Senado ruso se disponga a celebrar este miércoles una audiencia a puerta cerrada para estudiar medidas para contrarrestar la injerencia hostil de otros países en los asuntos internos de Rusia.