La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar a su país del Acuerdo de París, establece un precedente poco alentador, el cual no debiera poner en riesgo el consenso alcanzado por los otros 194 países que forman parte de la Convención, advirtieron organizaciones.

La Fundación Aviña señaló que el acuerdo representa un aporte crítico para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados centígrados, el cual es indispensable para movilizar los medios necesarios que permitan reducir el riesgo de la seguridad climática de millones de personas. Se espera que China, India e Canadá conviertan la circunstancia en oportunidad para fortalecer su liderazgo global y reforzar sus compromisos frente al cambio climático, señaló.

En tanto, Nicole Figueiredo de Oliveira, directora de 350.org América Latina, sostuvo que no permitirán la destrucción de las comunidades y del clima. No vamos a dejar que eso haga impacto a la lucha de millones de personas en el mundo que están unidas para detener de una vez por todas la industria que más contamina nuestro planeta y migrar definitivamente a un futuro renovable, libre y justo, con energía limpia para todos.

A su vez el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) señaló que empresas estadunidenses, como Walmart; compañías eléctricas como Pacific Gas & Electric, y tecnológicas, como Google y Apple, han apoyado con firmeza el Acuerdo de París. Incluso petroleras, de gas y carbón como Royal Dutch Shell, BP, ExxonMobil y Peabody Coal están en favor de él. Señaló que abandonar estos compromisos hará más difícil alcanzar un futuro más seguro y próspero para el mundo.

Asimismo, Rocío Miranda Pérez, presidenta de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, calificó de peligrosa la decisión de Trump para el medio rural, zonas costeras y áreas de deshielo a escala mundial. Dijo que no se puede olvidar que las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los sectores agrícola y forestal representan actualmente más de 30 por ciento de las emisiones anuales (la deforestación y degradación de los bosques, 17.4 por ciento y la agricultura, 13.5).

Por ello consideró que el medio ambiente no puede estar sujeto a caprichos políticos, ni a intereses empresariales cuando el futuro alimentario, de abastecimiento de agua dulce y de control a fenómenos naturales exige acciones de alta seguridad.