El libro La estampa en la Academia de San Carlos: Escuela Nacional de Artes Plásticas (1910-2010), de Fernando Alba Aldave, reúne memorias, es un diario personal integrado con lo que me platicaban los artistas de su trayectoria, explicó su autor durante la presentación de ese trabajo, efectuada la noche del miércoles en el Museo Nacional de la Estampa (Munae).

Sin embago, aclaró, requirió de un esfuerzo metodológico para dotarlo de orden.

Es una investigación historiográfica, no teórica: es una suma de cuentos verificados, de experiencias, prosiguió el también arquitecto y artista.

Hay fechas que vivimos, participamos, que fueron decisivas también para la gráfica, como el movimiento estudiantil del 68, desde luego las playeras con la paloma de la paz de Chucho (el grabador Jesús Martínez Álvarez, allí presente) atravesada por la bayoneta, todo mundo las conoce. Y viñetas sobre la represión que hicimos; fue lo primero mío que se publicó, no era todavía obra grabada, precisó Alba Aldave.

Octavio Pérez Garci, director del Munae, quien moderó la mesa, aseguró que el libro, publicado por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y Juan Pablo Editores, viene a llenar un hueco, pues son pocos los volúmenes sobre la gráfica en el país. Mencionó Gráficas y neográficas en México, de Raquel Tibol, y El grabado mexicano en el siglo XX, de Hugo Covantes.

Fernando Alba, por su parte, no considera su obra como terminada, sino en proceso, aunque felizmente pudo ver la luz, ya que seguirá enriqueciéndose en el tiempo, porque hay tanto que decir.

Del academicismo al compromiso social con la Revolución

José de Santiago, pintor, docente y ex director del Museo de Arte Moderno, dijo que el libro de Fernando Alba comienza por dar razón de la crisis del país durante la administración pública de Porfirio Díaz, cuando el grabado prácticamente desapareció de los planes de estudio de la Academia de San Carlos. Fue Jean Charlot, en los años 20 del siglo pasado, quien lo revisualizó. Varios compañeros de nuestra dependencia trataron de emularlo. Es el momento en que las artes dejan el marasmo del academicismo y se deciden por una opción social profundamente comprometida con las transformaciones producidas por la Revolución.

De Santiago añadió que San Carlos es un ejemplo de aglutinamiento de corrientes, como se relata en el libro. Es una lección de arte para los historiadores del arte.

Jesús Martínez recordó que la principal estructura del grabado es la línea, que existe y conforma y reforma, la que aparentemente vuela, revuela, consuela, la que comienza y nunca se acaba, la que sí, la que no, línea que danza, baila un vals o un danzón, que no se puede atrapar al viento, lo que es casi invisible.

Dijo que el libro servirá para entender el desarrollo de la gráfica en México y para que estudiantes y creadores tengan referencias históricas sólidas de ese momento, cuando el oficio se revalora.

El docente Eduardo Chávez Silva reconoció que a veces la estampa la vemos muy a la ligera, cuando es un elemento de soporte del arte: El grabado debería ser una disciplina para todos. También participaron Enrique Cattaneo y Alejandro Alvarado Carreño.

La presentación de La estampa en la Academia de San Carlos: Escuela Nacional de Artes Plásticas (1910-2010), se hizo dentro de la pasada Noche de Museos.