l miércoles 17 de mayo, el representante comercial estadunidense, Robert Lighthizer, y el secretario de Comercio, Wilbur Ross, tuvieron una reunión con senadores de dicho país, y al término de ella se señaló por parte de dichos funcionarios que uno de los objetivos de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es incorporar una cláusula cambiaria, que implicaría que no se puede usar el tipo de cambio como herramienta competitiva.
¿Qué implica que se introduzca en el TLCAN dicha cláusula? Ello prohibiría al país devaluar su moneda para mejorar competitividad frente a sus rivales. Cuando una economía no puede incrementar la productividad y tiene déficit de comercio exterior; es decir, importa más que lo que exporta, se recurre a la devaluación de la moneda, la cual lleva a que el precio de los productos nacionales pasen a estar más baratos en términos de las otras monedas, y los productos que importamos pasan a estar más caros, lo que permite aumentar exportaciones y restringir importaciones para reducir el déficit de comercio exterior e impulsar la producción nacional, la generación de empleo y el crecimiento económico.
La otra opción para corregir el déficit comercial es restringir el gasto público y aumentar la tasa de interés para disminuir la actividad económica y así el crecimiento de importaciones, lo cual se logra a costa de menos empleo, menos consumo, menos nivel de vida de la población. Cabe recordar que la productividad de México crece menos que la de Estados Unidos (EU) y la de Canadá, y está por debajo de la productividad media internacional, por lo que nuestros productos son menos competitivos que el resto.
Ello nos ha llevado a que las importaciones crezcan más que las exportaciones, y a que tengamos déficit de comercio exterior, como bajo crecimiento económico, aumento de la economía informal y bajos salarios.
Al no poder incrementar la productividad, pues la inversión pública está decreciendo y la inversión privada no crece lo suficiente, y tampoco usar el tipo de cambio como herramienta competitiva, como lo quiere el gobierno de EU, implicará que la producción nacional seguirá siendo desplazada por importaciones. Continuará el rompimiento de cadenas productivas, la desindustrialización, el deterioro de la producción agrícola, el desempleo y subempleo y se seguirá recurriendo a la baja de salarios para mejorar la competitividad. Ello acentúa la desigualdad del ingreso, contrae el mercado interno, y desacelera el crecimiento de la economía.
Los bajos salarios no han mejorado la competitividad y la economía afronta presiones sobre el sector externo, por lo que al no poder devaluar, seguirá el déficit de comercio exterior y el problema es cómo se va a financiar dicho déficit. El Banco de México (BdeM) ha venido aumentando la tasa de interés para atraer capitales y así tener superávit de cuenta de capitales para financiar el déficit de cuenta corriente.
Ello resulta demasiado caro, debido a que aumenta el costo del crédito, lo que contrae la inversión (por lo que hay menos posibilidad de aumentar la productividad), así como la actividad económica y la generación de empleo y acentúa los problemas de cartera vencida, y además está el desafío de cómo se va a pagar esa mayor deuda pública en poder de inversionistas extranjeros.
Al seguir aumentando el déficit de comercio exterior, no sólo seguirán las alzas de la tasa de interés y los bajos salarios, sino también se acentuará la contracción del gasto público para disminuir la demanda y las importaciones, todo lo cual contrae más la esfera productiva y la productividad, lo que hace que sigan las presiones sobre el déficit de comercio exterior. Este tampoco se resuelve con la devaluación, si ésta no va acompañada de incremento de la inversión que aumenta la productividad y encare los rezagos productivos.
Los problemas de financiamiento del déficit de comercio exterior, aunado a los problemas que seguirán de bajo crecimiento, desempleo, bajos salarios mayor pobreza y delincuencia, harán insostenible el TLCAN, ya que no hay condiciones de sustento endógeno para mantenerlo, y la sociedad no aceptará ver aumentados los niveles de subempleo y disminuidos sus salarios.
Ello obligará al gobierno a tener que aplicar políticas proteccionistas para reducir el déficit comercial, así como replantear la autonomía del banco central, ya que ésta es disfuncional al crecimiento económico, como para atender las demandas de la sociedad.
Asimismo, se tendrá que replantear la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (2006) que obliga a trabajar con austeridad fiscal y que ha llevado a no tener manejo de la política fiscal en favor del crecimiento, del empleo y la distribución del ingreso.
Ahora, con las renegociaciones del TLCAN, se le quiere quitar al gobierno el manejo soberano de la política cambiaria, por lo que dejaríamos de tener una herramienta para defender la producción nacional frente a importaciones y para disminuir las presiones sobre la balanza de comercio exterior.
Estamos desde hace rato en el fin de la política económica que subordina al gobierno y a la nación a los intereses del gran capital nacional e internacional. Si no se revierte esto, se compromete el Estado-nación y la seguridad nacional.