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Tatiana Huezo filma dos historias sobre la injusticia en México en las que no se ven rostros

Tempestad, documental que con sólo voz evoca a miles de víctimas

La película aborda los dramas de presos inocentes y de madres con hijos desaparecidos

 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de mayo de 2017, p. 8

Hoy se estrena en salas comerciales el documental Tempestad, de Tatiana Huezo, quien se refirió al filme del siguiente modo: “Esta historia llegó a mis manos de manera sorpresiva, no esperaba que algo tan fuerte tocara a mi puerta y Tempestad literalmente lo hizo. Tengo un vínculo importante con una de las protagonistas, Miriam Carbajal, quien estuvo acusada de tráfico de personas sin ninguna prueba que justificara la acusación. Me la encontré un año después de que saliera de la cárcel; estaba muy rota y herida después de esta experiencia. Verla tan mal me confrontó contra mi propia fragilidad, de que algo así me sucediera a mí; fue como verme en un espejo”.

Éste fue el primer impulso para hacer la película: “Después vino un proceso de trabajo arduo con ella para saber qué sucedió en su vida a lo largo de esa experiencia y, después, para el nivel dramático del largometraje busqué un segundo testimonio que equilibrara y acompañara esta historia de Miriam, para que fuera un contrapunto narrativo donde detener este viaje. Tempestad es un viaje de dos mil kilómetros”.

Seres humanos, no números

Al desmenuzar su explicación, Tatiana Huezo dijo: Esta segunda voz es la de Adela, una madre que busca a una hija desaparecida desde hace 10 años. Quise una madre de las muchas que hay buscando a sus hijos desaparecidos. Fue algo muy importante para la película encontrar a alguien como Adela y poder percibir la fuerza de esta mujer y la cordura que ha mantenido a lo largo de todo este tiempo. Cuando rodaba esta película me pose en los zapatos de los protagonistas, e imaginar como madre perder un hijo es de las cosas más difíciles que me han sucedido.

Tatiana Huezo indicó que su documental “nace con la inquietud de alejarnos de este espectáculo mediático de la violencia, al que nos están acostumbrando, que nos ha anestesiado y alejado de la percepción de la realidad de lo que está sucediendo dentro de las familias y personas. Creo que esta película acerca a estas vidas. Pone rostro, voz y nombre a una persona única que está viviendo una tragedia. Este caso, las dos mujeres en Tempestad. El público se vincula con estos personajes, no con un número ni con un discurso político ni con una cifra, sino con otro ser humano. Caminas con ellas, te llenas de la rabia e inspiración que trasmiten estas dos mujeres, quienes se despojan del miedo y cuentan su historia”.

Para la realizadora “hay un riesgo importante en la película que tiene que ver con esta apuesta de poder jalar al espectador desde la pantalla y meterlo dentro. Tiene que ver con que el rostro de la protagonista de la película no aparece a cuadro, es una apuesta muy importante a nivel formal, estético y de contenido que hicimos, que tiene que ver con contar la historia para decirle algo al espectador.

“De la misma sensación de vulnerabilidad y espejo que tuve ahí nació esta idea de decirle al espectador ‘estamos todos expuestos ante la situación que vive el país, a cualquiera le puede suceder lo que a Miriam y Adela’. Esta idea era muy importante llevarla a cabo en la película y vincular la voz no únicamente a un rostro, sino a muchos a lo largo del camino, y el del espectador es uno más de los que viajan en el autobús. Aunque hay que destacar que el filme se queda corto ante los hechos de violencia e injusticia que siguen ocurriendo en el país.

Con la prisión a cuestas

“En la película no hay cárcel, la lleva a cuestas el personaje. La prisión la construimos por lo que Miriam nos dice. El filme está hecho por la evocación, creo mucho en el poder de la voz, del testimonio, a partir de la voz de una persona podemos asomarnos a su interior: sentir, percibir todo lo que le sucede. La imagen y el sonido evocan, te trasladan a otro mundo, entonces al espectador le toca imaginar y completar todo lo que no es gráfico y no está representado.

“Siento que Tempestad se hizo una película muy poderosa porque logra atrapar al espectador, porque lo lleva a imaginar sus propios demonios y su propia fuerza ante la situación de las protagonistas.”

En otro ámbito, menciona la directora, se habla de lo que significa ser madre, educar a tus hijos y vivir la ausencia de un hijo, que es una de las cosas más horribles que le puede suceder a una madre. Las historias se tejen en la estructura de la película, pero ése era otro riesgo más que tomé. Uno de los relatos es más largo que el otro. Uno aparentemente no tiene nada que ver, pero poco a poco comenzamos a intuir que algo sucedió; uno es un retorno a casa y el otro es una búsqueda de dos mujeres que muestran el significado de ser madres y el amor inmenso que mueve a pelear por un hijo.

Para finalizar, Huezo señaló: “Las dos voces de las protagonistas se tocan por muchos momentos, se miran de frente y en algún instante dejamos de verlas, y las dos voces caminan una junto a la otra; incluso podrían ser la misma voz. Siento que Tempestad juega con el asunto de no ver los rostros, de mezclar las dos voces, y que a través de ellas está representando a muchas otras voces del país, a otras muchas víctimas, mucha gente que ha sido sometida a la injusticia, violencia e impunidad de la que estamos rodeados”.