El hombre que agredió al sacerdote José Miguel Machorro fue declarado inimputable por el juez de control del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México Alejandro Cruz Sevilla. No obstante, permanecerá en el Centro Varonil de Readaptación Sicosocial durante el tiempo que dure su proceso.

En la audiencia inicial que se realizó por su presunta responsabilidad en el delito de tentativa de homicidio agravado, el impartidor de justicia calificó de legal la detención e impuso como medida cautelar vigilancia permanente en el referido centro, que se asignó por el trastorno sicótico que le fue diagnosticado.

Asimismo, la defensa del inculpado, oriundo de Matehuala, San Luis Potosí, solicitó la duplicidad del término constitucional, por lo que el lunes 22 de mayo se definirá su situación jurídica.

Al respecto, la Arquidiócesis Primada de México deploró la declaración de inimputabilidad de Juan René Silva Martínez, quien el 15 de mayo atentó artera y sacrílegamente contra la vida del sacerdote José Miguel Machorro en la Catedral Metropolitana.

La vergonzosa declaración emitida por el juez de control Alejandro Cruz Sevilla se une a la total insensibilidad de la Oficialía Mayor Unidad de Gestión Judicial número seis, que aún sabiendo del estado de gravedad en que se encuentra el presbítero, le envió un citatorio para presentarse a declarar ayer en la sala de oralidad número uno.

Indicó que la injusta e inadmisible declaración de inimputabilidad es una muestra de la total indolencia hacia la víctima y de una aparente protección de los delincuentes, pues no es posible que llegue a esta escandalosa resolución basado en una sola prueba pericial y sin haber escuchado a la víctima.

Tal declaración, señaló, es del todo inadmisible si se toma en cuenta la gravedad de los hechos, que tienen luchando entre la vida y la muerte al padre Machorro, cuyo estado de salud en las últimas horas se ha deteriorado considerablemente.

También ha presentado como cuadro asociado un sangrado del tubo digestivo por una lesión que ya se identificó de origen congénito, que de seguir, sería necesaria una embolización de dicha lesión.